En relación con la sexualidad y su periferia, en la pluralidad de sus acepciones, es urgente y profundamente serio el planteamiento de reflexiones a la luz de la fe y en presencia y con actividad del santo evangelio. Vaya por delante que el tema es uno de los que definieron y definen los índices más significativos del compromiso con lo religioso y, por supuesto, con lo católico, apostólico y romano, y de modo singular y eminente en relación con los hijos.
Mientras que a algunos, con toda razón, les parezca irrespetuosa e irreverente la relación “fábrica- misa”, es posible que a otros, releídas estas reflexiones, les de la impresión de que la verdad, por mucho que duela, resulta ser esencial en cualquier planteamiento auténtica y francamente religioso. De momento, he de reconocer que “fabricar –“ producir o elaborar en serie por medios mecánicos”, jamás debiera serle aplicado a la celebración eucarística, con ningún tipo de excusa, y aproximada verosimilitud, por lo que el uso del término administrativo de “fábrica” a templo –iglesia, debiera estar anatematizado a perpetuidad.
Tristes, tristísimas y lacerantes preguntas se formulan las exalumnos del colegio-seminario de La Bañeza y de Astorga “decepcionados tras la sentencia contra el sacerdote Ramos Gordón, quien fue el que cometió los “ abusos”, sin afectar para nada a quienes los consintieron durante años tan largos, con más o menos aquiescencia. Y la pregunta es esta:”¿pero qué es lo que tiene, o no tiene, que hacer un cura, o alguno de los miembros de su jerarquía, para que los excomulgue la Iglesia”?
Miércoles, 20 de febrero