Hermosillo

Efrén Mayorga

No son monstruos, son cercanos y machistas los asesinos de mujeres

+ Cómo actúan y cómo piensan los potenciales homicidas de mujeres

En diversas ocasiones he planteado aquí la idea, creencia o hipótesis que tengo de que durante los últimos cincuenta años, a partir del crecimiento cognoscitivo y personal de la mujer, el hombre no ha tenido tiempo o habilidad para asimilar ese importante avance social de la hembra; y la reacción de un relevante número de machos, ha sido o agredir a la mujer o buscar refugio en el regazo de otro macho. El tipo, calidad y cantidad de agresiones que la mujer padece día a día y la desproporcionada cantidad de personas que ahora de manera libre manifiestan su homosexualidad, podrían dar fe de esta creencia, idea o hipótesis de quien firma estas líneas. E.E.M.M.

Estoy casi seguro que como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial los gobiernos, sus gobernantes, gobernados y sociedad en general se vio en la necesidad de mejorar la condición de la mujer en la vida cotidiana y poco a poco le fue “otorgando” o la mujer fue logrando acción más expresiva fuera del hogar o casa familiar a la que estaba confinada o designada; logró progresos jurídicos, “mejoras” salariales, cierta equidad social.

Creo que muchos hombres de estas generaciones han preferido, en diversos casos, literalmente eliminar a la mujer o unirse para relamer sus heridas o frustraciones con otros hombres para con ello evitar la equidad jurídica, social y laboral; la manutención o educación de los hijos, entre otros aspectos de singular importancia en la cotidianidad de la vida en común. En pocas palabras, pareciera que rehuyen a la relación de igualdad con la mujer. Ojalá que esta situación, de avance y superación de la mujer, no tarde tanto en ser aceptada y asimilada por aquellas personas que aún conviven con las tradiciones, costumbres y valores con los que fueron educados.

A ello hay que agregar los diversos estudios reconocidos en la elaboración de los perfiles de asesinos de mujeres.

Desde el punto de vista de la criminología se debe pretende avanzar más en el estudio del delincuente, no enfocándose como hasta ahora en características de personalidad, deficiencias intelectuales o educativas, sino atendiendo a factores situacionales como el entorno físico y el comportamiento geográfico de los delincuentes (y muy en especial el significante de Género). -Stangeland y Garrido, 2004-.

Algunos estudios realizados en diversos países permiten concluir que casi todos los violadores seriales habían perpetrado sus delitos en las cercanías de sus puntos de anclaje y que no ampliaban progresivamente la distancia entre su domicilio y el lugar del delito, sino que se dedicaban a actuar dentro de una zona limitada. Este estudio también confirmaba la hipótesis de que los violadores de mayor edad viajan más lejos para cometer sus crímenes que los más jóvenes, los cuales actúan muy cerca de sus domicilios. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación Criminal alemana, 2004)*

++He aquí algunos elementos de reflexión, lea usted los dos textos que a continuación se presenta:

“No son monstruos: el perfil de los asesinos de mujeres”
“El perfil del asesino machista”

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+No son monstruos: el perfil de los asesinos de mujeres
Cómo actúan y cómo piensan los potenciales homicidas de mujeres. El caso de la masacre de Merlo muestra la «otra inseguridad».

No son monstruos: el perfil de los asesinos de mujeres
El caso de la masacre de Merlo, cuyo principal acusado de prender fuego la casa donde vivía Karen junto a su marido y sus seis hijos (quienes murieron en el incendio) es su ex pareja. Este caso hace eco en muchos otros en donde la escalada de violencia de hombres agresivos termina en el asesinato de sus novias, esposas, ex parejas y otros familiares de la víctima.

¿Cuál es el perfil de los asesinos de mujeres?, consultado por DiarioVeloz, el perito psiquiatra Miguel Maldonado explica que existe un ciclo en las relaciones mediadas por la violencia de género y desmitifica la creencia de que los agresores están «locos».

Ciclo de la violencia

Fase acumulación de tensiones. Los agresores «suelen ser personas medianamente agradables, hasta que le empiezan a molestar pequeñas conductas», explica Maldonado. Como por ejemplo: celos por la vestimenta de la pareja, por un SMS que recibió, por una visita a una amiga, porque no le gustó la comida, entre otras muchas situaciones habituales que son tomadas como argumento para enojarse.

Fase aguda. «Es cuando se da el acto agresivo (violencia psíquica, verbal y simbólica): dejarle de hablar a la pareja, hacer como que no escucha lo que dice, insultarla», plantea el perito psiquiatra y agrega que esto se agrava: «Pasan a: golpearlas, violarlas y denigrarlas públicamente».

Fase de luna de miel. «Después de la fase aguda sobreviene una especie de calma donde el agresor se disculpa, obsequia regalos, parece una muy buena persona», describe Miguel Maldonado y ejemplifica algunas de las frases que las mujeres suelen escuchar después de la tormenta: «‘Perdóname negrita’, ‘Que mal que estuve, te traje un chocolate’, ‘Vamos a ser felices'». En esta etapa las mujeres excusan las agresiones recibidas por parte de los varones, por ejemplo: «Estaría nervioso», «Algo que hice que le molesto».

Respecto al funcionamiento de la violencia Maldonado resalta que estos ciclos se repiten. «No tienen duración definida», expresa el perito forense y sostiene que además en la mayoría de los casos el hombre «incorpora sustancias adictivas como drogas y el alcohol», lo que empeora la situación.

No son locos, no son monstruos

Una aclaración importante respecto a los agresores es que sus actos no son deliberados o frutos de una emoción violenta. Al respecto Maldonado advierte que los varones violentos «comprenden lo que están haciendo, comprenden la criminalidad de sus actos».

«Estas alteraciones de ninguna manera comportan locura», especifica el psiquiatra. En este sentido vale subrayar que tratar como «locos» o «monstruos» a los agresores es una forma de atenuar sus actos como si fuese algo fuera de lo común, fuera de lo que suele pasar en la sociedad y son los múltiples casos los que dan cuenta de que la violencia de género es uno de los problemas de inseguridad que ponen en riesgo a las mujeres en la Argentina.

Los ataques «no tiene que ver con lo que haga la mujer, la pareja encuentra motivos para irritarse y descargar la agresividad», sostiene Maldonado y agrega sobre los agresores: «En general, cuando se hace el estudio retrospectivo de estos individuos se descubre que han tenido un medio familiar en el que han sido maltratados, han estado en un núcleo con agresión del padre hacia la madre».

Femicidio: «Mía o de nadie»

«Estos individuos no son quizá psicópatas, pero sí tienen rasgos psicopáticos: cosifican a las personas, las visualizan como cosas», señala el psiquiatra y especifica: «Como que no tiene derecho a sentir, a tener opiniones válidas».

Y continúa: «Entonces cuando la mujer consigue independizarse del agresor viene el planteo que inevitablemente hacen : ‘Mía o de nadie’, ‘ o te venís conmigo y aceptás las condiciones que pongo o te mato'».

Al respecto de esta clase de crímenes, la ONG La Casa del Encuentro es la primera entidad en el país que se propuso llevar un registro de los homicidios de este tipo y los describe como Femicidios: «Es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad.

Los femicidios muchas veces no terminan en un solo asesinato, se suelen sumar los de los hijos o familiares de la víctima. Con información de Diario Veloz.com 24/7 http://m.diarioveloz.com/notas/123642-no-son-monstruos-el-perfil-los-asesinos-mujeres

++ El perfil del asesino machista
Los hombres que asesinan a su pareja actúan con plena conciencia y son muy violentos
MADRID.- Los hombres que matan a sus parejas o ex parejas no están locos, ni son alcohólicos, sino que actúan con conciencia, incluso premeditación, y un excesivo uso de la violencia. Un estudio elaborado por el Grupo de Expertos en Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) da algunos datos sobre cómo es el autor de los crímenes de violencia machista.

Tras analizar 147 sentencias sobre asesinatos machistas, dictadas por los tribunales del jurado entre 2001 y 2005, el estudio concluye que el alcohol, las drogas o las alteraciones psíquicas sólo han sido atenuante del delito en el 3,4% y el 5,4% de los casos, respectivamente. «Ello permite destruir algunos de los falsos mitos más generalizados y enraizados en la conciencia social», sostiene el informe.

Las conclusiones reconstruyen un retrato diferente del maltratador: suele ser un varón extremadamente violento, de entre 30 y 45 años, que actúa con premeditación y plena consciencia. En una cuarta parte de las sentencias analizadas, la relación entre el homicida y su víctima ya había terminado.

Las agresiones solían producirse en el domicilio común de la pareja y por la noche, especialmente entre las nueve y las dos de la madrugada, cuando se produjeron el 35% de los homicidios. El informe subraya el «carácter sorpresivo de las agresiones» (lo que no implica que la mujer fuese agredida por su pareja anteriormente), junto con su «extrema brutalidad». De hecho, prácticamente no constaban denuncias previas por maltrato (aunque las sentencias sí mencionaban agresiones o amenazas previas). «Las mujeres no percibieron con anterioridad la intensidad del riesgo al que estaban sometidas», señala.

De las sentencias analizadas (el 94,4% concerniente a homicidios cometidos por varones), sólo una absolvió al acusado, pues no se demostró su participación en los hechos. Por nacionalidades, el 26,9% de los acusados eran extranjeros, casi la misma proporción que entre las víctimas (70,4%, españolas y 29,5%, foráneas). El informe no pasa por alto que estas cifras son más elevadas que la proporción de extranjeros con respecto a la población general en la fecha estudiada (8,46%, en 2005).

900 puñaladas
La mayoría de las muertes analizadas (64%) habían sido asesinatos, es decir, se trataba de casos en los que el acusado había ejecutado su crimen «con alevosía, ensañamiento o por precio, recompensa o promesa», explica el informe.

En casi ocho de cada diez asesinatos, el agresor utilizó un sólo modo de ataque (puñaladas, por asfixia o tirando a la víctima por un balcón), mientras en el 26,1% restante, combinó dos y hasta tres tipos de agresión para acabar con la víctima.

El asesino suele recurrir a medios «a los que tiene fácil acceso» para cometer su crimen. Cuchillos, objetos punzantes o sus propias manos. De los 147 homicidios analizados, el agresor recurrió a las manos en 55 muertes: el 36% de los crímenes con un solo ‘método’, y en el 40,5% de los casos en los que el agresor recurrió a varios métodos para ocasionar la muerte.

«La utilización de las manos está en sintonía con el nivel de violencia empleado. Esta intensidad se manifiesta tanto en el daño causado como en la forma de producirlo», reza el análisis.

Otro dato ilustra esa extrema violencia. Entre todas las sentencias analizadas suman 900 puñaladas, lo que equivale a media de 16 puñaladas en cada uno de los asesinatos en los que se recurrió a un arma blanca. Texto original ISABEL ESPIÑO. Actualizado martes 06/05/2008 20:40 (CET). elmundo.es, España, http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/06/espana/1210095355.html

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