Hermosillo

Efrén Mayorga

Incongruencias en el caso Colosio; hace 21 años fue asesinado

+17 incongruencias en el caso Colosio a 21 años de su asesinato
+ Especial Colosio: el ocaso llegó tras 889 palabras
+Al terminar su discurso, recorrió unos 13 metros entre la multitud cuando se acercó un hombre con una pistola
+La música de la culebra empezó a sonar cuando se bajó del templete

Texto de la Redacción de Prensa Libre, extractos del artículo “17 incongruencias en el caso Colosio a 21 años de su asesinato”
«Hace 21 años el asesinato de Colosio involucró una serie de anomalías que aún hoy generan suspicacia. A continuación una lista de rarezas alrededor del caso que, a mi juicio, siembran un justificado escepticismo sobre las versiones oficiales que, a pesar de inconsistencias o poca claridad, aún prevalecen:»

El día del asesinato, las autoridades estatales y municipales recibieron órdenes del PRI de no enviar policías al evento celebrado en una de las zonas más marginales de Tijuana: según ellos, Colosio no quería dañar su imagen de hombre del pueblo con un despliegue excesivo de seguridad.

Colosio no estaba rodeado de su equipo de seguridad cuando le dispararon.

La camioneta que transportaba a Luis Donaldo cuando estaba herido chocó.

Investigaciones periodísticas nacionales y extranjeras, han ligado 15 asesinatos a la muerte de Colosio.

La policía se llevó a Mario Aburto (supuesto asesino), en un auto no oficial.

La madre de Aburto asegura que ese mismo día hubo dos supuestos Aburtos en el ministerio de Tijuana, uno de ellos golpeado y ensangrentado, la madre negó que fuera su hijo.

Los orificios de los disparos en la cabeza y abdomen de Colosio son de tamaños distintos, lo que sugeriría que dos armas fueron accionadas, y por lo tanto involucraría a un segundo asesino.

Los peritos encontraron sólo una de las dos balas en el lugar de los hechos.

Algunos acusan que el Aburto que aparece al día siguiente en los medios no es idéntico al de un día anterior –aunque la diferencia de apariencia quizá se explica por el corte de cabello que le hicieron. El nuevo Mario Aburto parece tener la cara más redonda y facciones más occidentales.

Un día después del atentado, Carlos Rojas Gutiérrez del PRI ordenó al delegado de Solidaridad en Tijuana, Jaime Martínez Veloz, la pronta remodelación de la escena del crimen, Lomas Taurinas, lo que por razones obvias entorpecería las posteriores pesquisas y sepultaría cualquier posibilidad de obtener más información en el entorno físico donde se cometió el asesinato.

Los métodos de investigación de la PGR violaron los derechos humanos. Hay evidencia de que golpearon y torturaron a algunos de los supuestos implicados en el caso, como a Tranquilino Sánchez, y al chofer que conducía el auto de Colosio.

En casi diez años de investigación hubo 4 fiscales distintos (encargados de la averiguación), que emitieron cuatro conclusiones diferentes del caso.

La resolución del último fiscal indica que el asesino volvió a disparar cuando Colosio estaba en el suelo, pero no hubo testigos que confirmaran esto a pesar de que había decenas de testigos presenciales.

Según los autores del libro Complot, en la escena hubo un supuesto doble de Aburto. Ese mismo día, aparecieron dos cuerpos en un taller mecánico de Tijuana, según estos periodistas, uno de estos personajes se parecía a Mario Aburto.

La PGR de Tijuana aceptó que Rubio Mendoza (el supuesto doble encontrado muerto la noche del asesinato), trabajaba para el agente Javier Loza Cruz, hermano del entonces subdelegado de la policía judicial federal, Raúl Loza Parra, encargado formal de los interrogatorios que se hicieron a Mario Aburto, una coincidencia monumental.

Cables estadounidenses revelan que el gobierno mexicano no se esforzó lo suficiente en esclarecer el caso.

Como dato curioso, un magnicidio marcó el inicio del PRI con la muerte de Obregón. Después de 75 años, otro antecedió a la última administración de este partido, antes de la transición.

¿Qué dice Mario Aburto?

La investigación sobre el asesinato de Colosio reunió más de dos mil declaraciones. Está comprobado que nos encanta creer en las conspiraciones, pero es evidente que las anomalías en el caso generan un enjambre de dudas. Los padres de Aburto grabaron en audio las conversaciones que han tenido con su hijo por más de veinte años.

Entre sus declaraciones, éste asegura que las autoridades interrogaron a otra persona el día del asesinato que se parecía a él, y que tal persona resultó positivo en un examen de pólvora. Aburto asegura en las grabaciones que el verdadero culpable sería Rubio Mendoza, aquel joven que apareció muerto la misma noche del asesinato en un taller mecánico de Tijuana.

A 21 años de este penoso incidente, repasar el caso genera, irónicamente, más dudas que certezas. Sabemos que el sistema judicial en México es surrealmente incompetente y corrupto –recordemos que resuelve solo 0.08% de los delitos.

Pero, las rarezas en el caso de este asesinato son tantas, que, aunque confiáramos en el sistema de justicia, no habría espacio para la certidumbre.

México todavía tiene sed de justicia, como Colosio expresó en el más emblemático de sus discursos.

La podredumbre que impregna a las instituciones mexicanas debe ser removida, para ello necesitamos una exigencia más enérgica de la sociedad, que a causa de la apatía, descarta promover cambios sustanciales para vivir un país justo. Con información la Redacción de Prensa Libre, extractos del artículo “17 incongruencias en el caso Colosio a 21 años de su asesinato”
http://prensalibreoaxaca.com/nota.php?id=58&cat=nacional

+++ Especial Colosio: el ocaso llegó tras 889 palabras. Texto de Andrés Becerril. 24/03/2014 05:41 Cuando Luis Donaldo Colosio bajó del improvisado templete que montaron en Lomas Taurinas para su discurso, sobre una camioneta, el candidato del PRI a la Presidencia lo hizo nervioso. La doctora Olga Islas —una de las fiscales del caso— le contó este detalle a sus alumnos de posgrado, aludiendo a las declaraciones que un ayudante del sonorense le hizo durante su investigación.

Aquel 23 de marzo de 1994 Colosio pronunció un discurso de 889 palabras que terminó con un “¡Que viva México!” Ésa fue la última frase que en público hizo el candidato priista antes de bajar de la camioneta y de que empezara a sonar la melodía La culebra con un volumen muy alto, según análisis de la línea de investigación Circunstancias que se dieron en relación con el sonido.

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Después de bajar del templete, en un minuto y 58 segundos, Colosio había avanzado aproximadamente trece metros y medio, según el dictamen pericial número 001/97/III del 3 de marzo de 1997, cuando Mario Aburto Martínez le disparó a la cabeza.

El de Lomas Taurinas estaba programado como el preámbulo del cierre de la primera etapa, que concluiría en Hermosillo, Sonora, entre su gente. Ahí, en Sonora, el entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones alistaba todo para la recepción de Colosio, en una junta con su gabinete; en ese contexto fue que el padre del candidato, Luis Colosio Fernández se enteró del atentado contra su hijo.

Conforme han transcurrido estos 20 años hay quienes siguen hilvanando detalles de los hechos ocurridos entre el 28 de noviembre de 1993, día del destape de Colosio y su asesinato en Lomas Taurinas, a manos de Aburto.

Sin embargo, hay elementos de ese tiempo que llevan a la profundización de lo ocurrido en Tijuana el 23 de marzo.

Ese día, Colosio ya respiraba más tranquilo, así lo refieren las crónicas y notas periodísticas de la época. Siete días atrás, según recordó hace unos días el periodista Carlos Marín en su Asalto a la Razón de Milenio, Colosio se reunió con Camacho en el departamento de Luis Martínez Fernández del Campo, en Gelati 99, colonia San Miguel Chapultepec, Distrito Federal.

Colosio y Camacho habían llegado a un acuerdo: el excanciller se pronunciaría en favor de la candidatura de Colosio, pero lo haría el 22 de marzo, para dejar pasar la celebración del Benemérito de Las Américas, el 21.

Marín publicó que en aquella cena del 16 de marzo Colosio le ofreció a Camacho la Secretaría de Gobernación, pero el comisionado para la Paz en Chiapas, amablemente, rechazó la oferta y comentó que trabajaría en su propio proyecto.

Hay versiones de que ambos políticos que crecieron a la sombra de Carlos Salinas de Gortari se dijeron sus verdades, pero lograron salir adelante en su acuerdo.

A la luz de esa reunión que no fue pública en su momento, la lectura de los discursos de Colosio adquieren otro matiz.

Desde el 3 de octubre 1995, se sabe también, debido a la publicación en Reforma, que el 19 de marzo Ernesto Zedillo, en su calidad de coordinador de la campaña presidencial de Colosio, le entregó una carta al candidato presidencial con la idea de hacer un pacto político con el presidente Salinas.

En la carta personal que Zedillo dirigió a Colosio —en cinco páginas—, el coordinador de campaña advierte a Colosio que existía “una influencia muy tenaz” para desacreditar las capacidades y la lealtad de Colosio hacia Salinas. Por eso Zedillo le propuso a su entonces jefe “establecer clara y precisamente una alianza política con el señor Presidente”.

En el texto firmado por Zedillo, el exsecretario de Educación Pública hizo un análisis de lo que considera eran los problemas que enfrentaba hasta ese 19 de marzo la campaña e hizo cuatro propuestas para hacerles frente.

1.- La nueva actitud del presidente Salinas frente a Colosio y la campaña;
2.- El papel protagónico de Manuel Camacho, reconociendo Zedillo que entre las opciones del comisionado de Paz en Chiapas está la de relevar a Colosio como candidato del PRI;
3.- La deficiente campaña política que el PRI hace hasta ese momento, lo que a juicio de Zedillo alienta las tentaciones de Camacho y acentúa el riesgo de distanciamiento por parte del señor presidente, y
4.- La actitud del PRD como una fuerza política que no va sólo por los votos, sino por el desorden, el conflicto y la negociación poselectoral.

De acuerdo con el expediente de la investigación del caso Colosio, el 7 de abril de 1994 Yolanda Lázaro Caratachea, lideresa de Lomas Taurinas, declaró que Aburto puso el arma cerca del oído derecho del candidato e inmediatamente realizó el disparo.

Dijo Lázaro que no observó el momento preciso de la deflagración, aunque afirma categórica que vio el arma en la mano de Aburto inmediatamente después de haberse producido el disparo.

La lideresa pudo ver estos hechos, pero los que no, fueron una parte del grupo de reporteros que seguían las actividades de Colosio. Después de una gira por Sinaloa y Mexicali, un grupo de informadores se enteraron en San Diego que Colosio había sufrido un atentado a manos de un joven obrero de Michoacán a quien se condenó a 50 años de prisión inconmutables. Ya pasaron 20. Texto de Andrés Becerril. 24/03/2014 05:41 http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/03/24/950238

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