Hermosillo

Efrén Mayorga

Adiós Bill Meléndez, hola Snoopy

Adiós Bill Meléndez. Noviembre 15 de 1916-septiembre 2 de 2008. Jamás olvidó esos recuerdos de sus primeros dibujos que hacía de chamaco como el cerro de la campana o las viejas casonas cerca de donde él vivió sus primeros años: por Marco Mendoza.

Se escriben estas líneas desde un costado de la Capilla del Carmen, aqui en el mismo barrio donde se dice que vivió José Cuauhtémoc Meléndez, quien junto con su familia se mudaron a Douglas, Arizona.

Aqui las viejas y tradicionales casonas de la época continuan de pie, resguardo historias de aquel viejo Hermosillo que tantos hijos ha visto partir hacia todos los rincones del mundo.

Unos han regresado, otros sólo su espíritu han enviado, pero todos por siempre vuelven, a saborear esas sabrosa tortillas sobaqueras llenas de carne asada untada de frijoles refritos y queso regional. Gracias Marcos Mendoza, por estos recuerdos tan bello para un personaje tan singular como lo es Don José Cuauhtémoc Meléndez.

“Mi caballo bayo”

Bill Meléndez pudo disfrutar del cariño y reconocimiento de la gente de Sonora. En mayo de 2003, invitado por un servidor vino a Hermosillo acompañado de su esposa Helen, su hijo Steven Cuitláhuac, su sobrino Ariel Freaner y amigos cercanos.

Su visita fue posible gracias a la ExpoGan Sonora, en especial por el apoyo de su presidente Ricardo Paz.

El productor recibió un gran reconocimiento en La Plaza de Arte de la Expo y otro a manos de gobernador del Estado, Eduardo Bours.

Siempre sonriente, sencillo y agradecido por cada detalle, Bill pidió que lo llevaran a donde él vivió. No recordaba la casa, pero sabía que estaba muy cerca de la Capilla del Carmen. Ya en el lugar, vio desde la ventanilla del auto a un niño que pasó descalzo brincando un charco.

Se quedó serio un momento, sonrío y dijo: “mira ese niño puede ser yo”.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando lo llevamos a comer al restaurante Xochimilco a que probara de nuevo la tradicional carne asada y tortillas sobaqueras con frijoles.

Su dieta no lo dejó comer mucho, pero pude ver que lloró de felicidad cuando el mariachi entonó su canción favorita: “Caballo bayo”. Cada verso, cada coro, cada palabra, se la sabía de memoria. Descansa en paz Bill Meléndez, siempre te recordaremos. Artículo firmado por Marcos Mendoza para el periódico Expreso, www.expreso.com.mx

Adiós Bill Meléndez (noviembre 15 de 1916-septiembre 2 de 2008).- Por Marco Mendoza.

Jamás olvidó esos recuerdos de sus primeros dibujos que hacía de chamaco como el Cerro de la Campana o las viejas casonas cerca de donde él vivió sus primeros años.

“Andaba descalzo correteando en las faldas del cerro, me gustaba dibujar en el lodo o en la tierra lo que había a mi alrededor, esos fueron mis primeros trazos”, recordó Bill Meléndez en su última visita a Hermosillo en el 2004.

Siempre llevó en su corazón la tierra que lo vio nacer. A finales de año pasado fue la última vez que pude platicar con él vía telefónica y con nostalgia expresó: “Cómo tengo ganas de unas tortillas grandotas de esas (sobaqueras) con frijoles y queso y cantar música de mariachi”.

Había planes para que volviera una vez más a Sonora ya que estaba muy interesado en apoyar a los niños estudiantes de dibujo. Y en su estadía editar un libro en español para inspirar a los demás a seguir su propio sueño. Sus múltiples actividades, en su mayoría participar en eventos de beneficencia y, claro, su delicada salud, le impidieron viajar a México de nuevo.

Más que un productor Bill subrayó que el inicio de su carrera la comenzó en Hermosillo, como ya dijo, dibujando de niño en las calles del centro de la ciudad.

Con menos de seis años el pequeño José Cuauhtémoc Meléndez y su familia se mudaron a Douglas, Arizona, donde él se educó en escuelas públicas.

Unos años después su destino los llevaría a Los Ángeles y entraría a la escuela Chouinard Art Institute, que después se convertiría en el afamado Instituto de Arte de California. Aquí demostraría gran habilidad para el dibujo y la pintura.

Su talento pronto se dio a conocer y en 1938 Meléndez fue contratado por Walt Disney para trabajar como uno de sus dibujantes principales en filmes animados como “Pinocho”, “Bambi”, “Fantasía” y “Dumbo”.

Pero su “carácter revolucionario”, que asegura que lo aprendió en México, lo llevó a organizar la primera huelga de los Estudios Disney. “La mayoría tiene una imagen de Walt muy acorde a la magia de sus películas, pero era un hombre que sabía de negocios y muy duro que sus trabajadores”.

Tres años después ingresó a los estudios de la Warner Brothers donde animó muchos de los cortos animados de Bugs Bunny, Porky Pig y Daffy Duck, con el nombre de J.C Meléndez.

Durante 10 años no faltó compañía que lo quisiera para producir sus animaciones y comerciales: United Productions of America, John Sutherland Productions y Playhouse Pictures. En una década dirigió más de 1,000 producciones para la pantalla chica, esfuerzo que cobraría frutos al ganar premios en los festivales de Cannes, Edimburgo y Venecia.

En 1964 funda su propia compañía: Bill Meléndez Productions y conoce al cartonista Charles Schultz, quien se había hecho fa- moso por la tira cómica “Peanuts” publicada en algunos periódicos.

Schultz confi aba solamente en el hermosillense para que sus personajes tomaran vida en la televisión.

Fueron 43 años de sociedad que generaron más de 70 programas, 4 películas especiales y cerca de 400 comerciales donde salían Charlie Brown y sus amigos.

Creador de Snoopy Un dato curioso extraoficial (“off the record”) es que antes de su entrada a la pantalla chica, la historieta de “Peanuts” no contaba aún con el personaje de Snoopy.

Cercanos a Bill aseguran que el verdadero creador de esta mascota fue Meléndez y no Schultz, pero en aquella época por su gran amistad todo quedó en: “oye Charles deberíamos poner una mascota en la historia, América adora a las mascotas”. Bill hizo unos bosquejos de lo que en esa época era el perro más popular en Norteamérica: el beagle.

Pero lo oficial es que el productor sonorense pudo dar vida a Snoopy y su emplumado amigo Woodstock haciendo las voces. Y, claro, hizo posible que cientos de millones de personas conocieran y se enamoraran de esta caricatura. Artículo firmado por Marcos Mendoza para el periódico Expreso, www.expreso.com.mx

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