Hace unos días ha recibido la bandera de combate la fragata de la Armada Española Blas de Lezo. Y esto ha ocurrido en un solemne acto que ha tenido lugar en mi pueblo, Guecho, con himno y desfile, como debe ser. Por cierto, que el Ministro de Defensa, que presidió el acto, también es guechotarra.
Me parece muy oportuno que una fragata que lleva el nombre de un heroico e ilustrísimo marino vasco que hizo historia defendiendo a su país reciba la bandera en Vizcaya. La Blas de Lezo zarpó después del acto hacia Pasajes, el pueblo guipuzcoano de Blas de Lezo.
No hace falta decir que el Presidente de la Comunidad Autónoma Vasca, que lo es supuestamente de todos los vascos, no ha hecho acto de presencia, supongo que estaría ocupado.
También hay que decir que, como no podía ser de otra manera, un grupito de lo más selecto ha recibido a la fragata con el grito de asesinos. Aquí hay que hacer la observación de que tratándose de quien se trata la verdad es que ese grito denota un notable despiste, o más bien una total falta de percepción de la realidad. Personalmente creo que quizá deberían informarse mejor de nuestra historia más reciente en lo que a asesinatos se refiere, y también que si no les gustaba el acto se les podía haber ocurrido otro grito más apropiado ¿no? Pero vean, vean el vídeo porque esta vez los camisas pardas de Guecho han visto, atónitos, cómo alguno no se ha callado. Y no parece que les ha hecho mucha gracia, se ve que no están acostumbrados. No les diré más que uno de ellos estaba muy mosqueado con la vasquidad de Blas de Lezo «porque no hablaba nuestra lengua». ¿A ver si va a ser que en aquella época no se había inventado la ikurriña, ni había normalización lingüística, ni ikastolas? Hay que joderse.