Otra vez a la calle

No hace tanto tiempo que salí a la calle detrás de una pancarta que denunciaba el llamado «proceso de paz¨ y sus excrecencias: la excarcelación -según Alfredo Pérez por motivos humanitarios- de José Ignacio De Juana Chaos; cuando Otegui era según José Luis Rodríguez un ¨hombre de paz¨; cuando la infinidad de acosos, extorsiones, amenazas, agresiones y episodios de violencia callejera eran invisibles para el Ministerio del Interior; cuando al bombazo que demolió medio aparcamiento de la T4 de Barajas, con dos personas dentro, le llamó Rodríguez «un accidente»; cuando un zulo lleno de armas era según Pérez «un agujero para guardar algunas cosas». Y todo en ese plan, porque las negociaciónes con una ETA que había dejado Aznar en la UVI no existían y fueron negadas por activa y por pasiva, y más aún después del accidente de Barajas. Pero existir existían, vaya que sí existían, y Rodríguez y su tropa se rasgaron las vestiduras cuando Mariano Rajoy lo denunció alto y claro en la tribuna del Congreso:
«Usted traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda». Lean, lean lo que decía Mariano, porque no tiene desperdicio.

Pues bien, este domingo saldré a la calle otra vez. Esta vez para denunciar que donde Mariano dijo digo, ahora dice Diego, y que quien espetó a Rodríguez: «Es usted quien se ha propuesto cambiar de dirección, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento», resulta que no sólo no ha movido un dedo para cambiar de rumbo sino que ha aceptado esa infumable herencia tal cual y se limita a poner cara de pena ante episodios como el de Inés del Río y a decir que le parece fatal lo que ha ocurrido y que él está con las víctimas. Exáctamente igual que hacía Rodríguez.

Pero los hechos no sustentan esa afirmación. Por ejemplo la excarcelación, también «por motivos humanitarios¨, de un Josu Uribetxeberria Bolinaga que se estaba muriendo. Un día después Josu se paseaba por Mondragón y un año después quien no tuvo problema alguno en mantener dentro de un infecto cuchitril a José Antonio Ortega Lara durante 532 días, ni en dejarle morir de hambre si no le llega a encontrar la Guardia Civil, se dedica a tomar potes por los bares de Mondragon y se niega a ser reconocido por un forense que nos explique el milagro.

Me resulta también inexplicable que De Juana Chaos o Josu Ternera estén en libertad como si la policía no supiera donde están, si se han cambiado de calzoncillos y lo que han desayunado.

Ni entiendo tampoco que se haya dado carpetazo al caso Faisán y sus máximos responsables se hayan ido de rositas cuando después del chivatazo y de que le llegaran a ETA los cincuenta mil euros de la extorsión a ciudadanos españoles se cometieron otros ocho asesinatos.

No entiendo las prisas que se han dado los jueces para excarcelar a Inés del Río y la lentitud de esos mismos jueces para ilegalizar a las últimas reencarnaciones de ETA-Batasuna. No será porque no han hecho méritos. Tampoco entiendo que esos cómplices del terror de ETA, auténticos nazis, se sienten en el Congreso, en la Diputación de Guipuzcoa, en el Ayuntamiento de San Sebastian y en muchos otros del País Vasco y manejen el dinero de nuestros impuestos. Y no me digan que eso ocurre porque la gente les ha votado, porque a Adolf Hitler también le votaron y en Alemania los nazis están ilegalizados. No se si me explico.

Por eso, Don Mariano, porque quiero ser coherente y denunciar ahora también que es todo una enorme mentira, porque utilizó usted a las víctimas -y nos utilizó a millones de ciudadanos que les apoyamos- para llegar a la Moncloa y porque nos ha engañado usted, igual que lo hizo Rodríguez, saldré a la calle el domingo. Y creo que hace usted bien en no asomarse por allí, porque no le iba a gustar oir lo que muchos ciudadanos pensamos de este engaño.

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Autor

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

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