Esta noche llegan los Reyes Magos.
Hace poco, y en plena Navidad, estuve paseando por Algorta, Vizcaya, y me encontré a unos payasos que se dirigían en vascuence a decenas de críos disfrazados de olencheritos, que a su vez les miraban muy serios -y yo creo que sin entender nada- cogidos fuertemente de la manos de sus papás. A juzgar por lo que pude escuchar, ambos, papás y niños, eran agurparlantes, o sea que hablan en perfecto castellano pero siempre que pueden sueltan un aitá, amá, kaixo, agur y alguna palabrilla más que saben y que no es sino la contraseña que demuestra que, aunque no hablan la lengua más antigua de la galaxia, también pertenecen a la secta, o al menos lo intentan. Aunque también hay que decir que, aunque les gustaría mucho hablar la lengua del pueblo elegido, no tienen la menor intención de aprenderla, como les pasa mismamente a Anasagasti y a tántos otros héroes de la causa.
Al menos espero que los payasos no fueran los que el Ayuntamiento de Guecho pretendía contratar hace no mucho: http://www.abc.es/20090425/nacional-terrorismo/bufones-200904241350.html . Pero tampoco me extrañaría, ya que la tribu es inasequible al desaliento y la política de adoctrinamiento en mi tierra parece que sigue viento en popa y a toda vela. Y es que la construcción nacional y la nazificación empieza a edades muy tiernas, como pueden ver aquí: http://videos.libertaddigital.tv/2011-11-10/payasos-adoctrinan-a-ninos-en-navarra-zm2RxhqeWDY.html
Lo que me recuerda que un elemento muy importante de la citada construcción nacional son los enemigos procedentes del extranjero, y si no los hay, se crean, como pueden ver ustedes en la bonita foto, sacada en mitad de Bilbao, del Olenchero liándose a garrotazos con el pobre Santa Claus.
En fin, que espero que el Olenchero -un personaje un poco guarro que se dedica a comer y beber y que, como no podía ser de otra manera en el País Vasco, viene de los albores de la historia, o incluso antes- no la tome esta noche también con los Reyes Magos, que al fin y al cabo no dejan de ser unos putos maketos (inmigrantes), con perdón.
Lástima, porque si no le llega a captar la tribu como arma arrojadiza para la causa, el Olenchero, si se lavara un poco y dejara la bebida, podía haber sido un tío majo.
Así que tengamos la noche en paz, feliz año a todos y que los Reyes les traigan todo lo que se merecen, ni más ni menos.