La cruz del Gorbea

Hoy no escribo yo. Le cedo los trastos, y espero que no le importe, al General Luís Alejandre.

El General se explica muy bien y sus palabras las suscribo, como español pero también como vasco, desde la primera a la última coma.

Mi General, me quito la txapela:

Monte Gorbea

«Con el apretón policial, alguien propondrá reanudar el diálogo. Como siempre. No esperemos ninguna condena a las actividades de ETA, como siempre, a los que les importa un bledo la cruz del Monte Gorbea. Sólo insisten en socavar cimientos, en excluir, en expulsar, en alimentar un artificial ego.
Como muchos de ustedes saben, es la cumbre más alta (1.482 metros) de los Montes Vascos a caballo de las provincias de Álava y Vizcaya. Era una de las cinco montañas «bocineras» desde las que se convocaban Juntas Generales mediante hogueras o toques de cuernos. Su cima está coronada desde 1901 por una cruz elevada sobre estructura metálica que recuerda a la de la Torre Eiffel. Es la tercera de las entronizadas desde entonces y mide algo más de 17 metros. La iniciativa de su colocación proviene de una carta pastoral del Papa León XIII quien estimuló al pueblo católico en 1898, a levantar cruces en todas las cimas de los montes más altos de la cristiandad para celebrar la entrada del siglo XX.
El religioso pueblo vasco respondió a la iniciativa, construyendo una primera cruz de 33 metros bendecida en noviembre de 1901 y que –de acuerdo con desatendidas sabias predicciones de los pastores del monte– se vino abajo un mes después. Fue repuesta por otra de 25 metros que corrió la misma suerte en 1906. Unos años mas tarde se bendecía la actual.
La cima, con su cruz, es un tradicional punto de referencia del montañismo y excursionismo vasco debido a la bonanza de su ascenso en todas sus vertientes. Es tradicional la concentración de excursionistas el último y primer día del año conmemorando el cambio de calendario. Las rutas de ascenso desde Pagomakurre, Zárate, el embalse de Murúa, el puerto de Barázar o desde Uribe y Sarría, llevan entre dos y algo más de cuatro horas.
Corazón –además– del Parque Natural de Gorbeia, la protegida zona alberga testimonios de las más arraigadas formas de vida del mundo rural, del pastoreo, de la producción de carbón vegetal y de la agricultura de montaña. Sus hayedos y robledales guardan construcciones prehistóricas.
Al Monte Gorbea ascendieron el pasado 18 de junio, 85 soldados del Grupo de Artillería de la Brigada vitoriana de Araca, en un habitual ejercicio de prácticas de montaña, marcado en este caso por la tristeza de su próxima disolución, una «reestructuración» del Ejército, que ha afectado muy especialmente a unidades vascas y a tropas de Montaña. Son unidades duras, «baratas», adaptables a cualquier terreno –actualmente desplegadas en Afganistán– y a cualquier tipo de clima.Y, lógicamente, no se preparan para operar en Herat o en Líbano, sólo en el patio del cuartel.
El grupo de artilleros, antes de abandonar la respetada cima «cometieron el pecado» de posar en una fotografía tomada al pie de la estructura que sostiene la cruz, poniendo como fondo una bandera de España. Recuerde el lector la que se armó. Con «profunda preocupación» el portavoz de defensa de un grupo parlamentario nacionalista, exigió a la ministra «conocer todos los detalles, circunstancias, permisos concedidos y responsabilidades». Amenazó, si no obtenía satisfacción a sus preguntas, con exigir su comparecencia en Comisión o en Pleno. Su partido, además, convocó para el siguiente 4 de julio una concentración de ikurriñas para «lavar la afrenta» de la extendida imagen de unos soldados españoles posando en territorio español, ante una bandera también española.
Pero no acabó aquí el problema. El 12 del mismo mes de julio, el propio presidente del mismo partido acusaba a la Guardia Civil de «pretender montar un Perejil en el Gorbea» tras el aterrizaje de un helicóptero y posterior control de documentación a los excursionistas que circulaban por el monte. El ministro del Interior solventó la denuncia diciendo que la Guardia Civil hizo «lo que tenía que hacer» como «hace siempre».
¿Qué ha pasado ahora siete meses después? Pues que en la carretera que une Asteasu con Villabona, un ciclista armado llamado Ibai Beobide, «supuesto jefe de un supuesto comando» encargado de dinamizar y coordinar tres taldes etarras, ha reconocido que disponía de armas y al menos 150 kilos de explosivos para «atentar en cualquier momento», escondidos en varios zulos –¡que casualidad!– del Monte Gorbea.
Otra vez las palabras «zulo» y «buzón» para referirnos a depósitos etarras. A los que anduvimos por la América hermana desmantelando guerrillas y «contras», nos vienen a la memoria el barrio de Santa Rosa en Managua o el salvadoreño Cerro de Guazapa. No sé quién contagió el nombre a quién. Sí sé que en la explosión de un buzón del barrio nicaragüense que guardaba entre toneladas de armamento, 19 misiles SAM-7, ya andaban por Nicaragua otros «supuestos» como Javier María Larrategui, Sebastián Echaniz o Javier Aspiazu.Un misil de este tipo puede derribar a un avión comercial en cabecera de pista. Desgraciadamente hay constancia de ello. Otro «supuesto» –Kantauri– andaba no hace mucho por Bosnia intentando reponer existencias.
Pero no he encontrado en ningún boletín de las Cortes referencia alguna a preguntas formuladas por el grupo parlamentario nacionalista del que hablamos antes, referidas a los zulos del Gorbea.
No habrá preguntas en este caso. Como siempre. Con el apretón policial, alguien propondrá reanudar el diálogo. Como siempre. No esperemos ninguna condena a las actividades de ETA, como siempre, a los que les importa un bledo la cruz del Monte Gorbea. Sólo insisten en socavar cimientos, en excluir, en expulsar, en alimentar un artificial ego que no lo sostiene ni la Historia ni las hospitalarias, sabias y ancestrales costumbres vascas que todos respetamos. ¡Son los que, amparados en cobarde masa, se permiten silbar al Rey y al Himno de todos en un acontecimiento deportivo! Por supuesto, junto a otros que consiguieron que otro ministro, ordenase borrar el nombre de España en un monte de Tremp, en el Pirineo catalán. La Guardia Civil, con viento y nieve, ha vuelto al Monte Gorbea. Ha vuelto a lo que buscaba en julio. Ha vuelto para cumplir su misión, como siempre.
Habrán sonreído los guardias al saber que Beobide llevaba un carné falso del Cuerpo con su fotografía. Entre tanto supuesto, no debe descartarse que se trate de una vocación sobrevenida. Buena tesis para sus defensores.
¡Qué pena que no puedan volver a subir al Monte por su vertiente alavesa los artilleros de Araca con su bandera! ¡No quiero pensar que se han disuelto por presiones de los excluyentes nacionalistas, a quienes les crispa la presencia de un centenar de buenos soldados, en un monte de España, la «patria común e indivisible de todos», como reza el articulo segundo de nuestra Constitución!»

25 Febrero 10 – Luis ALEJANDRE / General y ex Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra.

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Autor

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

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