Pencas rellenas con su crema y sus valores – Receta del libro Escuela de cocina navarra «El Bosquecillo»

Acelgas cargadas de potasio (379 mg por cada 100 g.)

Las acelgas, a pesar de ser verduras poco energéticas debido a su elevada cantidad de agua, son unos vegetales ricos en nutrientes reguladores, como vitamina A, sales minerales y fibra.Acelga muy buena

La acelga es una verdura cultivada durante todo el año, aunque la mejor época para su consumo va desde finales de otoño a principios de primavera.
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Forma: Las hojas de la acelga son grandes, de forma oval, ligeramente acorazonada, con marcadas nervaduras que nacen de la mitad del tallo. El peciolo o penca es ancho, largo y carnoso.
Tamaño y peso: Se suele recolectar cuando pesa entre 750 gramos y 1 kilo. La longitud, de 20 a 30 cm, y anchura, de 15 a 20 cm, de las hojas también son indicadores del momento de la cosecha. Las pencas suelen ser de gran tamaño, de 3 a 4 cm de ancho y de 15 a 20 cm de largo, muy carnosas y suculentas.

Color: Difiere según variedades entre verde oscuro, verde claro y amarillo. Las pencas son de color blanco, crema o amarillo, aunque también las hay de color rojo.

Sabor: Es similar al de las espinacas. Las pencas resultan muy carnosas y suculentas con un sabor vegetal muy suave.

A pesar de su elevado contenido en agua (48%) y ser un vegetal poco energético (posee cantidades insignificantes de proteínas, grasas e hidratos de carbono), las acelgas son alimentos ricos en nutrientes reguladores, como ciertas vitaminas, sales minerales y fibra. De hecho, contienen abundantes cantidades de folatos (recomendado para quienes padezcan anemia), beta carotenos y, en menor medida, vitamina C.
Así, las hojas verdes más externas de estas verduras son las más vitaminadas.

Los folatos intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. El beta-caroteno, por su parte, es un pigmento natural que confiere el color amarillo-anaranjado-rojizo a los vegetales.

El organismo, a medida que lo necesita, lo transforma en vitamina A, que es esencial para la visión, el buen estado de la piel, los huesos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Sin embargo, el mineral más abundante en esta verdura es el potasio, elemento necesario en el cuerpo humano para la transmisión y generación del impulso nervioso y para desarrollar una actividad muscular normal.
Hojas y pencas

Se pueden distinguir dos partes en las acelgas: una verde, la hoja fina; y una blanca, las pencas más duras. A la hora de cocerlas, lo mejor es separar ambas partes, ya que requieren distintos tipos de cocción.

De hecho, son unas verduras que deben consumirse en el menor tiempo posible, ya que en la nevera se conservan sólo durante un par de días. No obstante, los expertos recomiendan que para disfrutar de todas las propiedades de las acelgas, lo mejor es saborearlas en el mismo día que se ha comprado en el mercado.
El contenido vitamínico de los vegetales es mayor cuando su color es más intenso: más vitamina en lo más verde, menos vitamina en lo más pálido. Más en la hoja que en el tallo. El valor nutritivo de las verduras y hortalizas se debe casi exclusivamente a su contenido en vitaminas.
Son alimentos reguladores. Regulan muchas de las funciones del organismo y contribuyen a que las otras sustancias nutritivas realicen su misión en nuestro organismo.

Aparte de ello, no cabe duda de que con la inmensa variedad con la que contamos con los vegetales frescos en la naturaleza, podemos hacer más equilibrado y apetitoso un menú, uniéndolo a otros alimentos.

Otra ventaja de los vegetales frescos en la alimentación es el poder aumentar el volumen en una comida sin aumentar el aporte calórico que es prácticamente nulo.

Son pobres en hidratos de carbono y por tanto recomendables en las dietas de
adelgazamiento o para diabéticos. El consumo de verduras es recomendable, como complemento de la alimentación.

PENCAS RELLENAS CON SU CREMA

INGREDIENTES:
6 u 8 hojas enteras de acelga.
150 g. de queso Gruyere.
Sal y pimienta.
15 g. de harina.
Un diente de ajo.
4 dl. de caldo.
100 g. de jamón serrano.
Aceite, harina y huevo para rebozar.

MODO DE HACERLO: Lo verde de las acelgas muy lavado y picado, se cuece con agua y sal hasta que esté tierno. Se refresca al chorro del agua fría escurriéndolo bien.

En cacerola, con medio decilitro de aceite, se rehoga el ajo picado y a continuación 15 g. de harina. Se moja con el caldo caliente, agitando con varillas para que quede fino, se añade lo verde de las acelgas y cuando haya hervido unos dos minutos, removiendo, a fuego lento, se condimenta con sal, pimienta blanca molida y se tritura para que quede fino. Se rectifica de sal y mantenerlo caliente hasta servir. (Puede enriquecerse su suavidad añadiéndole unas cucharadas de nata líquida).
De la parte blanca de las acelgas se sacan unos trozos regulares, de unos seis centímetros, por cuatro de anchos y bien limpios de hebras se van poniendo en agua fría. Una vez limpios se cuecen en agua justa con sal hasta que estén tiernos. Se refrescan al chorro del agua fría y se escurren sobre una servilleta.

Se forman emparedados, poniendo en medio de cada dos trozos de acelga, una loncha del mismo tamaño de jamón y otra de queso. Se envuelven en harina y en huevo batido y se fríen en abundante aceite frito bastante caliente hasta dorar. Se escurren en rejilla y se mantienen calientes hasta servir.
Se sirven calientes sobre su crema.

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Autor

Mª Rosario Aldaz Donamaría

Mª Rosario Aldaz Donamaría, profesora de cocina y repostería, autora libro escuela de cocina navarra "El Bosquecillo" y abierta a cualquier sugerencia, opinión o comentario.

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