3 reglas de oro para saber si un curso online merece la pena

3 reglas de oro para saber si un curso online merece la pena

Formar a otros es ante todo un ejercicio de responsabilidad social. El hecho de que la formación sea barata o incluso gratuita, no supone una diferencia.

Expectativas defraudadas

A menudo encontramos en la Red todo tipo de quejas y encendidos debates sobre la calidad de ciertos cursos online que defraudan las expectativas del alumnado. Con frecuencia, las organizaciones que promueven estos cursos fallidos se acogen a argumentos tan previsibles como este: “qué más quieres, por este precio…”. Pero esos argumentos son falaces.

Si aceptamos que el único baremo de calidad es el lucro, entonces estamos perdidos.

Cómo saber si un curso online ofrece las mínimas garantías

Con frecuencia, las personas que se plantean invertir tiempo y dinero en su formación, especialmente en estos tiempos de crisis, piden recomendaciones:

“¿Qué curso me aconsejas? ¿Sabes si este curso es bueno? ¿Conoces a este profesor? ¿Me puedo fiar de un curso que es gratis?”

…Cualquiera que se dedique profesionalmente a la formación recibe consultas similares constantemente. Es lógico. La gente está harta de malas experiencias, que después provocan dudas e inseguridad.

Por ello, me he decidido a compartir contigo una pequeña lista razonada de consejos “infalibles” para saber diferenciar de antemano la mala formación online de la buena. Espero que te sea útil.

Estas son las 3 comprobaciones que te aconsejo realizar antes de decidir hacer un curso online:

1. Profesor experto y acreditado

¿Quién comprueba que el formador reúne las condiciones exigibles? Si la plataforma donde accedes al curso está abierta a cualquiera, y no se responsabiliza, entonces tendrás que hacer tú mismo las comprobaciones.

Si no conoces a los profesores ni a los organizadores (o no te dan la suficiente confianza), no te resultará difícil hacer alguna averiguación.

Un profesional de reconocido prestigio deja un rastro inequívoco de su actividad en Internet, por ejemplo en varios de estos apartados:

  • Actividades y responsabilidades profesionales
  • Publicaciones
  • Perfiles en redes sociales (sobre todo LinkedIn)
  • Conferencias y ponencias
  • Clases en escuelas e instituciones
  • Colaboraciones en blogs y medios sectoriales
  • Membresía en organizaciones y colegios profesionales
  • Emprendimiento
  • Acreditaciones académicas
  • Premios y menciones honoríficas
  • Participación en eventos y actividades de networking

…Y la lista podría ser más larga.

Con unas sencillas búsquedas en Google, en la mayoría de los casos podrás hacerte una idea muy clara del “calibre” real del profesor, sin esfuerzo.

No negaré que hay gente que sabe muchísimo pero que por alguna razón es “invisible”. De hecho conozco alguna. En ese caso, si su prestigio no es “reconocible” en el entorno online por alguna razón justificada, al menos tendrá que acreditarse directamente su valía:

¿explican los organizadores del curso cuáles son los méritos de ese profesional? ¿lo hacen de forma ambigua y usando frases hechas o mencionan méritos explícitos?

Precaución con el fenómeno “ego branding”:

Un auténtico experto lo es porque lo dicen otros, y no porque lo diga él.

2. Método formativo

Un profesor, y por extensión una organización dedicada a la formación, tiene como primera obligación diseñar una metodología formativa que haga posible la transmisión eficaz del conocimiento:

Sin método, ni el mejor de los expertos puede enseñar.

Exige información clara y precisa sobre este punto.

Un error típico consiste en confundir método y formato. No lo cometas, ni permitas que te induzcan a cometerlo.

Un video es un formato, no un método. Una colección de videos es una colección de videos, no un “curso”.

La formación que se ofrece en formato video puede tener método o carecer de él. El video solo es un medio de transmisión.

Antes de comprar un curso, hazte estas preguntas:

  • ¿Está descrito el método didáctico?
  • ¿Cómo está estructurado el curso?
  • ¿Se incluyen servicios adicionales aparte de una mera visualización de videos? (por ejemplo, los textos, un sistema de autoevaluación o la posibilidad de ver las clases todas las veces que quieras)
  • ¿Qué grado de libertad vas a tener para acceder a los contenidos?

Mejor aún, hazte la pregunta que responde (casi) todas las preguntas:

  • ¿Se puede previsualizar un “adelanto” para ver cómo es “de verdad” el curso?

3. Tecnología específica

Al igual que sucede con el método, en Internet se necesita aplicar tecnologías específicas para la formación online. Usar tecnologías pensadas para otra cosa no sirve, aunque constantemente se hace.

Por ejemplo, un mero sistema de alojamiento de videos no es una «plataforma de formación online».

Formar online tampoco es digitalizar en formato PDF los materiales de siempre y ponerlos a disposición del alumno por Internet, sin más.

Antes de contratar un curso, infórmate:

  • ¿Qué recursos tecnológicos específicos para la formación online utiliza el curso?

Conclusión

El nivel de exigencia como consumidores puede escalarse al coste de nuestras decisiones de compra, pero siempre con unos mínimos. Además:

¿Acaso el tiempo del alumno no vale nada?

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Carlos Fernández

El marketing online y el SEO forman parte de mi vida desde el 2005, cuando empecé a hacer webs en frontpage pero sabía que se podía hacer mucho mejor.

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