El energético pudín pertenece a la aristocracia de los “savory dishes” de la cocina de su Graciosa Majestad británica y constituye uno de los postres favoritos de los niños del mundo mundial. Además, permite aprovechar el pan sobrante o bollería del día anterior de manera deliciosa y multicreativa.
La palabra parece proceder del francés “boudin”, derivando del latín “botellus” o “morcilla pequeña”, evocando la forma de los budines medievales.
Uno de los postres más agradables después de una comida ligera es ese pudín de pan y frutas, que proponemos para seis personas. Precalentar su horno a 180º. Hervir 1 litro de leche desnatada con una vaina de vainilla cortada transversalmente, una cáscara de limón o naranja y canela a discreción.
Desmigar 400 gr. de pan duro (desechando su corteza) o de brioche del día anterior en un cuenco grande, agregar 2 cucharaditas de ron y la leche calentita. Cubrir con un paño limpio y dejar reposar un cuartito de hora para que pan o brioche se empapen perfectamente. Al cabo de ese tiempo, retirar cáscara y vaina, verter el resto en su batidora, añadir 4 huevos enteros, 200 gr. de azúcar en polvo, una pizca de sal, 50 gr. de mantequilla derretida y mezclar unos minutos.
Verter esa masa de nuevo en el cuenco lavado y secado, añadir 150 gr. de uvas pasas sin pepitas ablandadas en licor o agua, 250 gr. de láminas de manzana, peras y plátano o igual cantidad de daditos de frutas escarchadas o en almíbar. Mezclar otra vez, con delicados movimientos envolventes y una cuchara de palo.
Depositar un centímetro de caramelo líquido en seis flaneros grandes e individuales, repartir la masa de pudín en su interior y hornear una hora a 180º. Servir tibio o frío, según su gusto, con nata montada, batida, crema inglesa o bolitas de helado.
Rociado de jarabe de arce el dorado y rico pudín queda maravilloso. Existen miles de variantes de ese dulce estupendo. Fogon’s espera deleitaros con su propuesta de hoy.