Pisando los feudos de la poderosa hamburguesa estadounidense, la jugosa charwama se declina en miles de propuestas en su aromática cuna, Turquía, bajo el apellido de «sándwich kebab«. En latitudes influenciadas por los otomanos, como Bulgaria, Bosnia Herzegovina, Serbia y Croacia, también goza de gran aprecio.
Su base clásica es el pan pita o árabe, compuesto de agua, harina, sal, azúcar y levadura, hoy fácilmente conseguido en tiendas especializadas y grandes almacenes.
Confeccionarla es muy fácil: cortar transversalmente una de esas galletas planas, introducir dos hojas de ensalada de su elección, así como un número respectable de lonchas de tomate y cebolla blanca.
Agregar unas láminas de queso tipo Burgos escurrido, pasta de sésamo, trocitos de cordero asado calentitos, salpimentar y listo. Se consume a cualquier hora regado del famoso Arak, auténtico hito gastronómico del ingenio libanés, similar por su alto sabor anisado al pastis marsellés o al uzo griego.
En todos casos, siempre nos quedará la Coca Cola y mejor, vinitos rosados o tés aromáticos que cazan tan maravillosamente con esa sabrosa delicia. El mundo de la charwama siendo infinito, echar mano de su imaginación para componer la de sus sueños, jugando con sabores, colores y especias del cálido Creciente Fertíl.