¿Qué sería de mis tardes dominicanas sin mis paseos por el Supermercado El Nacional antes de ir a impartir clase?

Estos emblemáticos almacenes están a 10 minutos a pie de la Universidad PUCMM, donde desde hace una década imparto como profesor visitante en la maestría de Comunicación. El Nacional ofrece todo tipo de servicios pero yo voy por encima de todo para:
-tomarme heladitos y yogures frozen en la heladería Bon
-sorber un café dominicano con canela en la barra de la pastelería
-saludar a la chicas de la compañía Claro!, que me proveen de pago para mi celular (móvil) de prepago
-y, por supuesto, para ver las novedades editoriales en la acreditada librería Cuesta.

El Nacional es un oasis para la observación de todo lo dominicano. Un remanso de paz entre las confluidas avenidas que lo rodean y el insondable misterio de los tapones (embotellamientos): ¿por qué la presencia de agentes de tráfico asegura que éste sea…menos fluido?

(Con indolencia elegante, marca del país, tomo mis bártulos y me dirijo a la Universidad. Ciertamente yo ya estoy «aplatanado», esto es, dominicanizado).