Tradicionalmente se ha llamado al cine «la fábrica de los sueños». Ahora lo son las ceremonias de graduación.
Ayer asistí -una vez más- a la de mi escuela, EAE Business School, en el Palau de Sant Jordi en Barcelona, con la presencia de más de un millar de nuevos graduados, más la cohorte de familiares, amigos y acólitos.
En este tipo de ceremonias se ensalza la persecución de los sueños. Los discursos tienen un formato muy definido. Suelen sorprenderte poco los mensajes. Hay una serie de lugares comunes que se repiten año tras año. Entre ellos, el elogio a los profesores, la autosatisfacción por la meta alcanzada y el recordatorio de que no estamos en un punto de llegada sino en un nuevo punto de partida…para bien de la industria del sector.
(Y quizá envejecer sea eso: hacer inventario de lugares comunes a la espera de la esporádica sorpresa, la pequeña chispa que te despierte del peligroso letargo al que te condena el inmisericorde paso del tiempo).