Acudo a comprarme unos auriculares a una conocida tienda de electrodomésticos de una mutinacional holandesa en la calle Muntaner de Barcelona. Subo a la primera planta. Somos varios los clientes que allí nos agolpamos. Miro a la planta de abajo: allí se concentran los empleados. Departen entre ellos, ajenos al clientelar ruido.
(Mis alumnos latinoamericanos en Barcelona me enseñan con sus comentarios lo pésimo de la atención al cliente en Barcelona. El abc del negocio se olvida: la atención al cliente. Cuánto aprendí en la cadena RIU sobre esto. Expresado con un refrán que aprendí en Galicia: «El que tenga tienda, que la atienda: y si no, que se la venda»).