Veintiún meses en prisión provisional y finalmente la sentencia absuelve al ex presidente azulgrana Sandro Rosell por falta de pruebas. Es sencillamente ignominioso.
En un país serio, democrático y autoexigente en estos momentos debiera actuar de oficio el poder judicial para analizar qué ha pasado y dilucidar responsabilidades, probablemente penales.
También debiera el estamento de los medios de comunicación activar la investigación profesional de cuanto ha sucedido. Porque somos muchos los que nos preguntamos aquí-qué-ha-pasado. Y no recibimos respuestas.