El pasado domingo perpetré un doble despiste: me puse un jersey azul doblemente al revés. Por un lado, lo de atrás delante. Pero para más inri, la parte interior como parte exterior.
La dama que se sentaba frente a mí en el tren rumbo al aeropuerto me lo indicó muy educadamente. Supongo que le causó perplejidad tamaño despiste.
(Pero en materia de autosuperación, no me gana nadie. Incluso en hacer las cosas al revés).