Todos los Santos. Toca recordar a los difuntos. Y vienen a mi memoria los más recientes: mi padre biológico y mi padre político: mis abuelos maternos; mi primo carnal Jordi Ramoneda i Violan; mis tíos Jordi y Josep Violan i Tohà; y los amigos Emilio Sol Bartolomé y el abogado Felipe Cuesta. (Debe de haber más; pero estos son los que ahora me vienen a la mente).
El 1 de Noviembre es un buen momento para acordarnos de aquellos que nos dejaron. Es ésta la fuerza que tienen los rituales. Nos crean un huequecito en la agenda vital y nos recuerdan lo que tan bellamente expresó el poeta Jorge Manrique: «Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar…»