Se lo debía a Valentí Guardiola, padre de Pep: la entrega de un ejemplar de la edición en lengua turca de mi libro «El Método Guardiola». Don Valentí colecciona todo libro u objeto relativo a su hijo. «Nunca pensé que él llegaría tan lejos»-me confiesa. Reímos un buen rato y hablamos de los temas de siempre: entre ellos, el nuestro favorito: cómo educar.
Valentí insiste en llamarme «savi» (sabio en catalán). Pero el sabio es él: gran inteligencia natural la suya y formidable sentido común. Siempre desde la bondad y el respeto.
Le recuerdo que mi difunto padre -al igual que él- era paleta (también mi abuelo paterno). Y me espeta:
-Yo cobraba a nueve pesetas la hora…
Y le calculo en euros cuánto es: poco más de cinco céntimos. Saco una moneda de 5 céntimos de mi bolsillo y le propongo que trabaje para mí una hora…
(Reímos juntos, la más grata actividad humana que uno pueda compartir. Su esposa, la señora Dolors, siempre en su silla, nos escucha silente y divertida. El cielo está legañoso en Santpedor, junto a Manresa. Toca volver a Barcelona).