Cuántas y cuántas maletas trolley se ven por doquier en la ciudad de Barcelona. Es un claro síntoma de que el turismo vuelve por sus fueros. La ciudad rebosa de andariegos turistas a la búsqueda de su piso contratado. La Rambla está a rebosar y las calles lucen sus mejores colores.
No es el verano una mala época para pasarla en Barcelona. Fuera del centro se pueden encontrar pequeños remansos de paz e investigar vericuetos ignotos. El turismo intra-layetano ofrece posibilidades fascinantes. Suelo y subsuelo rebosan historia.
(Acertadamente una novela llamó a Barcelona «La ciudad de los prodigios»).