Desde hace unas semanas la elaboración de mi tesis doctoral marca mi vida. Es mi tesis…y mi tesitura. Mi circunstancia. Y no es moco de pavo.
Me alertan doctores hechos y derechos que la gestación de la tesis conduce irremisiblemente a un estado de obsesión…
Entiendo que esta situación ya la viví en el pasado, durante mi etapa de guardiólogo, en la que parí (con gozo y a la vez dolor) dos criaturas literarias: «El método Guardiola» y «Herr Guardiola».
Abordo ahora una singladura que -si los vientos son propicios- me ha de llevar a defender mi tesis antes de que concluya 2019…
(Como decían los clásicos, «¡que los hados te sean propicios»!…)