Ya apenas abro cartas. Porque apenas me llegan. Mi buzón permanece días y días vacío. Aburrido, atontado. Como esas fieras enjauladas del zoo que yacen confusas. Desquehaceradas.
(De niño escribía en todos los cupones de los anuncios solicitando información. Me encantaba recibir cartas a vuelta de correo. Especialmente de CCC -Centro de Cultura por Correspondencia- CEAC y Sansón Institute. La portera me subía las cartas hacia las 8 de la noche. Era mi momento feliz del día. Recortaba los sellos y leía los catálogos).