Coincide la muerte del fundador de IKEA, Ingvar Kamprad, con mi visita a Mallorca para departir sobre el código cultural sueco en uno de los Rotarys Clubs de la isla. Me complacerá salpicar mi disertación de anécdotas de la vida del nonagenario empresario: desde su consumo de productos lácticos próximos a la caducidad a menor precio a su inveterada costumbre -muy poco nórdica- de abrazar y besar a sus colaboradores. Gran personaje, Ingvar Kamprad.