Siento admiración por los superdotados y máxime si son capaces de arrancarte la sonrisa. Es el caso del imitador Carlos Latre, un prodigio de capacidad auditiva y de observación a la vez que de eso que es dado en llamarse «vis cómica». Días atrás este jocundo castellonense nos deleitó en una entrevista en TV3 en el programa «No som un trio».
Latr (¡tiene sólo 39 años!) nos explicó que él había sentido también las hieles del fracaso, toda una muestra de madurez que hacen de él un personaje, cuanto menos en la esfera pública, altamente admirado.
Me llamó además el resorte automático con el que elogiaba a cualquier famoso que sus labios mencionasen. Carlos debe de ser buen conocedor de que donde las dan, las toman, pero tanto elogio metódico le restaban un punto de credibilidad a las loanzas de este inimitable imitador.