Paso la noche de San Juan en Uppsala, la ciudad sueca que alberga la Universidad más antigua de Escandinavia, que data del siglo XV.
Tarde desangelada. Los suecos celebran esencialmente en familia su fiesta llamada de mid-sommar. Mi gozo en un pozo. Apenas he visto vestales suecas con coronas de flores. Espero mañana poder ver alguna celebración popular. Pero ciertamente hoy Uppsala asemeja una ciudad fantasma: sus más de 40.000 universitarios brillan por su ausencia, ya de vacaciones, y el resto de la población se resguarda en sus cuatro paredes, a pesar de la suavidad de las temperaturas.
(Retraso en mi tren Estocolmo-Uppsala; y luego veo en Internet que ha sido tarde de caos ferroviario a raíz del incendio de un cable; en mi anterior viaje a Suecia en mayo pasó exactamente lo mismo…)