Inexorable cuenta atrás. Preparo las maletas rumbo a Suecia. Y finalmente he decidido examinarme de A-2 y posponer el B-1 para septiembre. Tengo la sensación de que hay cosas básicas en las que fallo aunque como contrapunto hago alguna incursión elevada en la lengua. Pero todo edificio debe ser de construcción sólida si ha de perdurar en el tiempo. No quiero padecer de «aluminosis» lingüística. Voy a reforzar los cimientos. Mi proyecto sueco no es una pirueta efímera. Viene para quedarse.