Esto es lo que hay

Miguel Ángel Violán

Oratoria mortuoria (Una tal Carme Muntané Jiménez)

Consternado ayer por la noticia, acudo esta mañana al tanatorio de les Corts de Barcelona. Carme Muntané Jiménez ha fallecido a los 56 años y en mi cabeza revolotean las meriendas en la Granja Catalana de la calle Balmes junto a la Clínica del Pilar tras la enésima visita al pediatra doctor Bardají.

Pepita Jiménez, la madre de MariCarmen, y mi madre, Lola Galán, fueron amigas íntimas. Compartían además pediatra y tardes de catarsis por la dureza de la vida matrimonial y los avatares tan habituales en las mamás de los años sesenta.

De MariCarmen recuerdo su voz quebradiza, un pronto a veces caprichoso para con su madre, una vida sentimental precoz y tormentosa y una gran afabilidad para conmigo en las dos o tres ocasiones que con ella coincidí en el Instituto Francés de Barcelona, donde ella trabajaba. También la aparición, breve y volátil, en mi vida de su vecina Mercedes Abad, quien más tarde hizo carrera como escritora y con quien compartí algunas sesiones de cine.

Fue empeño de su madre que MariCarmen estudiase en el Liceo francés y tal decisión marcó su vida profesional. Es la francesa justo la cultura a la que yo renuncié para decantarme por el mundo sajón, el inglés y lo germánico. Fruto de ello ha sido mi intenso aprendizaje del inglés y del alemán, actualmente del sueco. Pero siempre me quedó la espinita clavada de llegar a dominar la lengua francesa, más allá de mis balbuceos propios de nivel B-1 si bien tengo mucha práctica de leer la prensa francesa.

Me viene a la memoria el domicilio familiar de los Muntané en la calle Rosellón junto a la fábrica de cervezas Damm, las excursiones de MariCarmen a Puigcerdà, el nacimiento de su hija (a quien conocí en el tanatorio), lo mucho que me impresionó ver caminar a su hermana Nuria cuando ella tenía un año y medio de edad y mi propia hermana apenas uno y, por supuesto, mi condición de padrino de su hermano Juan Manuel, a quien hace al menos 25 años que no veía (he sido mal padrino y con la cantidad de monas que le debo podría montar una pastelería).

Mari Carmen nos ha dejado y en la ceremonia -totalmente civil- ha oficiado Jordi, un joven pero excelente orador. Ha gestionado muy bien las pausas, ha mantenido un contacto visual óptimo con la audiencia y, sobre todo, ha dosificado su protagonismo en esa justa medida que tanto cuesta conseguir en las celebraciones mortuorias.

(Le he felicitado.Ha sido un contrapunto agradable a una conmemoración fúnebre pero envuelta con una excepcional banda musical a manera de amorosos algodones. En concreto las composiciones en vivo «Que tinguem sort», «Mediterráneo», «T’estimo», «Imagine» y «Trobarem a faltar el teu somriure»).

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Miguel Ángel Violán

Miguel Ángel Violán, Barcelonés. Periodista y escritor. Formador de comunicadores con millares de ex alumnos repartidos por toda España y Latinoamérica. Es doctorando en oratoria y conferenciante.

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