Me quedo colgado seis horas en el aeropuerto de Las Américas en Santo Domingo: por llegada tres horas antes y por salida con tres horas de retraso del avión. Pero así son las cosas de los aeropuertos: hay que estar preparado para todo.
Bendigo el tener mi portátil como equipaje de mano. Esto me ha permitido pasar las horas bien entretenido e incluso adelantar trabajo pendiente en Barcelona. Entre redacción y redacción de textos he enviado unos cuantos mensajes (a pesar del raquítico wifi de pago del aeropuerto), me he informado de la nueva tormenta de nieve al sur de Suecia e incluso he escuchado el programa deportivo «Tu diràs!» de la emisora catalana RAC-1. Realmente viajar ya no es como antes: uno no desconecta de su lugar de origen, ya que la tecnología tiende puentes mágicos.
(Así están las cosas, esperando dormitar en breve en el vuelo transoceánico de Iberia…)