Fue -como hoy- un domingo. Hace cinco años. Mi padre nos dejó.
Hace un año hice recordatorio de su marcha. Lo vuelvo a hacer este año.
La pena remite con el paso del tiempo. Pero no se va del todo. Con todo, prevalecen los recuerdos risibles. Las anécdotas mil veces recordadas. Y ver a mi madre viva y con ganas de vivir me redime de esos rescoldos de pena que quedan en las brasas del duelo.
Fue hace cinco años, sí. Yo estaba entrando en el avión Barcelona-Palma. Sonó el móvil. Acto seguido me dirigí a la azafata para notificarle que no tomaría ese vuelo.
(De regreso en tren a Barcelona una gaviota me acompañó durante el trayecto).