Esto es lo que hay

Miguel Ángel Violán

Un tal Julio Pallí Bonet (descanse en paz)

En las últimas horas ha fallecido, a los 96 años, don Julio Pallí Bonet, nacido en la gerundense Santa Maria de Calonge, catedrático de lengua y literatura griega. Fue mi profesor en el Instituto Menéndez y Pelayo. Guardo un vivo recuerdo de su alta sapiencia y de sus muchas excentricidades. Lamento su muerte, que me retrotrae a mis tiempos bachilleriles.

Recuerdo al señor Pallí como jefe de estudios del Menéndez junto al inefable director, don Florencio Caballero Delgado, quien desayunaba sus infalibles dos naranjas diarias en la cafetería «Daisy» de la Vía Augusta barcelonesa (mi padre frecuentaba el local y coincidía con él). Conformaban Pallí y Caballero un tándem singular en aquella España franquista en que don Julio vivíó una castellanización contra natura (él, tan ampurdanés) que sólo amainó en los estertores del franquismo.

Era un eminente traductor de la lengua griega pero también un hombre desasogegado, a quien yo no le presté la mucha atención intelectual que merecía. Sus clases eran auténticas astracanadas, donde un grupito joven pero sobradamente insolente montábamos un cachondeo digno de mejor causa. Ahora lamento no haber sido un alumno aplicado y haber perdido la gran oportunidad de adentrarme en el pensamiento helénico de la mano de aquel hombre que de ello tanto sabía.

Recuerdo con fruición cómo sacaba yo de sus casillas al bendito sr.Pallí anteponiendo la figura del orador romano Cicerón a las del griego Demóstenes. También le tenía tirria el señor Pallí al periodista e historiador italiano Indro Montanelli por el desparpajo con que describía el mundo de los clásicos, desmitificando a diestro y siniestro.

El señor Pallí era un profesor bondadoso. Raramente suspendía (quizá me hubiera hecho un favor suspendiéndome). En el fondo era muy consciente de que era un privilegio tener una decena de muchachos que habíamos tenido la osadía de escoger Letras en vez de Ciencias y la lengua griega como asignatura optativa.

Entre las muchas salidas cómicas que prodigaba el señor Pallí estaba la invención del ripio fácil, que luego repetía con indisimulado entusiasmo.

-Mal vas, Benelbás- le espetaba a un compañero mío natural de Ceuta. Todos reíamos (recuerdo ahora a Esteban León, Francisco Bañeres y Ángel Gimeno, entre otros colegas).

Éramos felices e indocumentados.

Tengo nostalgia del aoristo futuro, modalidad verbal griega…

(«Sin embargo, oh atenienses,…»)

Descanse en paz, el seño Pallí.

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Miguel Ángel Violán

Miguel Ángel Violán, Barcelonés. Periodista y escritor. Formador de comunicadores con millares de ex alumnos repartidos por toda España y Latinoamérica. Es doctorando en oratoria y conferenciante.

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