El jueves se cumplirá mi cuarto mes de sueco y de momento el balance es positivo, si bien con altibajos. Hay momentos en que me vuelvo loco con la decena de vocales y la construcción de los sustantivos con el artículo extrañamente adosado. Por supuesto también la distinción del género de los sustantivos (el 80% el llamado «en», el 20% el llamado «ett»). En este último apartado hay más excepciones que reglas. Ergo toca el aprendizaje uno a uno. El combate trinchera a trinchera. Vocablo a vocablo.
Fuera de estas vicisitudes la lengua se me antoja atractiva, su musicalidad roza el donaire y todo se reduce a persistir. A ejercitarse una y otra vez. Expresado en sueco: «Om och om igen». Tan sencillo (o difícil) como eso.