Ignoramos su nombre real pero hemos dado en llamarle El Señor Simpático, ya que nos alegra el día su contemplación. Se trata de un octogenario que transita con trote peculiar alrededor de la calle Calvet esquina Calaf de Barcelona. Si fuera el protagonista de una película, tendría fama mundial. Camina presuroso, impecablemente vestido. Cada 10 segundos se detiene de súbito y gira sobre sus talones, como si padeciera de manía persecutoria. Comprobado que nadie le acecha, sigue su curso. Y así un sinfín de veces.
Me cuentan que si te cruzas con él te espeta el comentario más variopinto y sigue su curso. Su trote no tiene parangón. Ni sus paradas repentinas, que superan las de cualquier autobús urbano.
El Señor Simpático es todo un personaje que ameniza el callejero contiguo al Mercado Galvany. Un espectáculo nacido de la vida urbana que te demuestra que la realidad va un paso por delante de la ficción.
