Siempre es grato retornar a Navarra. Las calles de Estella (Lizarra) estaban mojadas. Revisito los aledaños del bar de la estación de los autobuses. Y la entrañable cafetería estilo art déco «La Mallorquina». Descubro un museo dedicado al carlismo. Y la Plaza de los Fueros sigue llena de chiquillos ecuatorianos. Es el signo de los tiempos.