Ha bajado la temperatura en Barcelona y luce el sol. Es grato. Se respira mejor y la ciudad está bonita. Es lo que tiene la luz: barniza de alegría las calles, huérfanas en los últimos tiempos de brillo.
(La gran pregunta: ¿cuándo lloverá en Barcelona? Llevamos un trimestre sin lluvia y eso deja un poso de suciedad en el aire nada saludable. El arzobispo ya ha sugerido rezar por la lluvia. No me parece mal. Creo en la influencia del pensamiento, llámesele oración o de otra manera).