De repente -como un fogonazo- he sentido en las últimas horas nostalgia de mis estancias de hace un lustro en Harvard. Mis paseos por el campus, mis tardes en la biblioteca central -la imponente Widener Library- , mis incursiones en el vecino M.I.T. y el vecino centro de Boston. Aquellos encuentros con el amigo Carlos Blanco, el contacto con el vicepresidente del M.I.T., el barcelonés Israel Ruiz, mi restaurante chino favorito, la conferencia de Ferran Adrià en la Facultad de Ciencias Físicas, mi asistencia al acto de Pedro Almodóvar, la observación in situ de las vistosas ceremonias de graduación, mis encuentros con profesores españoles en la Harvard Business School…
Me gustaría regresar a Harvard. Allí podría documentar las investigaciones para mis próximos libros.
(Si hay algún filántropo que lee mi blog y desea financiar mi retorno, me tiene a su disposición en todo momento).