De mi sesión de yoga hoy me llevo la sensación de que el cuerpo de uno es mucho más flexible de lo que aparenta. La clave es tocar en el punto adecuado (en ese y no en otro). Activar justo lo que corresponde y mantener relajado el resto. Hoy mismo, por ejemplo, he comprobado como el coxis puede soportar el peso de otro practicante sentado en él. El coxis, no la zona lumbar. Lo importante pues que es saber el terreno (o el cuerpo) que pisas.