Visité el gimnasio DIR-Diagonal, enclavado en las antiguas Piscinas y Deportes de la calle Ganduxer de Barcelona. (Yo frecuentaba el recinto en los años sesenta). Y no pude menos que topar con una báscula de precisión. Saltándome mi norma de no pesarme nunca, lo hice. Veredicto del susodicho aparato: 97 kilos 350 gramos. Cinco kilos todavía alejado de mis anhelados 92…
(Me cuesta ahora perder peso. Afortunadamente tampoco lo gano. Pero estos 5 kilos de marras me van a hacer sudar tinta de calamar. Constituyen una meta más ardua de lo que imaginé. Reflejarlo en mi blog me consuela. Me saca en cierto modo un peso -no físico- de encima).
