Primero fueron las ofertas de Viagra por correo. Actualmente, las ofertas (desde luego no solicitadas) de operaciones para alargamiento de pene.

De manera recurrente mi bandeja de mensajes no deseados registra envíos de este tipo via internet.

(Afortunadamente las peticiones de socorro de sospechosas herederas de grandes fortunas de ex dictadores africanos van a la baja).

El difunto intelectual francés Jean-François Revel se arrepentía en sus memorias de tan sólo una cosa en su vida: la cantidad de tiempo perdida en futilidades. Esta misma sensación tengo yo a veces ante el teclado.

Estoy por programarme ciberayunos, (esto es, jornadas enteras sin conectarme) y luego ver qué pasa. Quizá me lleve una agradable sorpresa.

(¿Sabrá disculparme mis desapariciones mi publico bloguero?)