Otoño ¿en Zaragoza?
04.11.09 @ 18:38:00. Archivado en Tradiciones
El pasado mes de octubre, fueron las fiestas del Pilar denominadas “pilares” por los oriundos. Labordeta abrió toda una semana de festejos entre cánticos, versos y ciertas anécdotas. A la ofrenda floral le siguió la de los frutos, luego algún que otro rosario, todo destinado a la virgen; las vaquillas, los conciertos o las ferias, para el resto. Una variada gama de acontecimientos al gusto de santos y devotos.
Los trajes de baturras y baturros volvieron a tomar las calles. Nuevos adeptos vieron por primera vez a la patrona de esta tierra, de nuestro país, de toda la hispanidad; títulos que ni la propia Duquesa de Alba puede alcanzar. En las largas colas camino de las faldas de la virgen, hombres y mujeres vestidos a la antigua usanza o simplemente con un cachirulo se les escapaba alguna lagrimilla cuando llegaban donde el improvisado altar de flores o frutos. Quizás tengan alguna petición que hacerle, no se sabe, desde luego, los aragoneses son fieles año tras año a su virgen, la virgen de todos los españoles.
Las celebraciones que suelo seguir por la tele, este año las presencié como una turista más entre los miles que visitan Zaragoza en octubre. Por su puesto, desde cerca, la virgen gana en solemnidad.
De todas las ofrendas que ha recibido Doña Pilar la que más me ha gustado ha llegado ahora. Se dice que las últimas no necesariamente son las peores, todo lo contrario. El manto de flores y frutos se completa con el de los ocres, amarillos y lilas de las hojas de otoño que este año se deslizan con el viento por Zaragoza. Cuando llegué a estas tierras me advirtieron que me fuera deshaciendo de la idea del otoño, pues se trata de un clima tipo desierto: verano, invierno. Con esa pena como compañera, pues tenía los maravillosos Pirineos al lado para disfrutar de una de las mejores estampas del otoño de toda España y parte del extranjero, me dejé caer por tierras zaragozanas.
Cuando pensé que todo estaba perdido, llega el otoño, trae un ambiente templado y hojas ocres que inundan la ciudad. ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron otoño en Zaragoza? No se recuerda con claridad. Desde luego este año, pasamos de un viento y frío polar a un agradable ambiente otoñal.
Aquellos que se personaron ante la réplica de la virgen del Pilar le habrán hecho tantas y variadas peticiones, como una muchacha de la Cordillera Cantábrica que, por segunda vez, se dirigió a la virgen y no tiene más que agradecimientos: por curarle la morriña, por recordarle el otoño, por acercárselo a Zaragoza. Gracias.

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