¿Sabía Segura a lo que iba? No dudo que un contrato millonario le haya llevado a presentar este programa en La Sexta pero no está al tope de sus posibilidades. No es de extrañar que con tanto trote nos llegue desganado.
Actúa diariamente en el musical Los productores y se pasean por su vida dos películas: Manolete y Astérix en los juegos Olímpicos.
Lo del programa en el teatro no es más que otro producto rápido de La Sexta para rellenar hueco con su estilo monologuista progre. El sarcasmo y la sinvergüencería de Torrente se presentan siempre frescos pero el producto nos habría de llegar más elaborado. Una vez a la semana, y esperaremos a las siguiente, es suficiente para preparar concienzudas y enrabiadas entrevistas, sketch ácidos y demoledores y comentarios agudos que partan más del guión que de la improvisión del showman.
Tony Leblanc, que pasó rápido por el programa, será uno de los colaboradores habituales. Desde que Segura le recuperara, con Goya bajo el brazo, del más oscuro ostracismo, el veterano artista no ha vuelto a conseguir padrino que le haga comer dignamente. Atentos estaremos en las próximas entregas si lo que vaya a hacer Tony, que apareció ayer sólo a modo de presentación, pueda merecer su esfuerzo humano.
Otro de los estelares fue Torbe (Nacho Allende), natural del cine porno y otro habitual de Segura (Torrente 2). Son amiguetes los que forman la producción del programa y amiguetes los que colaboran en él.
El público del primero también fue amiguete y la audiencia que le caiga también lo será. La Sexta en general es cadena de amiguetes. Lo duro, lo costoso, lo chungo será ampliar el número de amiguetes para hacer frente a la competencia. Y para eso hay que saber a dónde se va y de dónde se viene. Y si es necesario, darse un respiro. Demasiado para Santiago.
