Diez consejos para que tus hijos no caigan en la dictadura de los “likes” en redes sociales 3/4

El libro Mi vida por un «like» del periodista David Ruipérez da mucho de sí como están pudiendo ver aquí. Y en concreto los problemas de los menores en redes sociales es un tema que preocupa a todos y acucia especialmente a los padres. En la edad dorada del postureo y la felicidad artificial, los menores usan las redes sociales como principal medio para relacionarse, pero la sobreexposición y la búsqueda de “Me gusta” o “likes” para las fotos y los vídeos que cuelgan llega a obsesionarles. Seguro que le suena familiar este problema, ¿verdad?

Pero la mayor parte de los padres y profesores desconocen lo que sus hijos ven y publican en las redes, quiénes son los nuevos ídolos de los niños y adolescentes y por qué les imitan en busca de fama y dinero. La mayor herramienta de comunicación de la década ofrece unas posibilidades sin precedentes para compartir el talento y el conocimiento, pero también para instalar a los menores –y a los adultos- en el egocentrismo más absurdo, provocar depresiones, entrar en un peligroso juego de intereses comerciales o acabar con la intimidad.

Pues bien, en Mi vida por un «like», del periodista David Ruipérez, el nuevo libro de la editorial Arcopress (Grupo Almuzara), padres y maestros encontrarán todas las claves para acompañar a sus hijos en su nueva vida digital y responder a preguntas como: ¿qué publican los menores en las redes sociales? ¿Cómo es el placer que experimentan ante un «like»? ¿Cuántas horas se pasan viendo a un “gametuber” o a una influencer? ¿Es la provocación su principal arma para ganar seguidores? ¿Se desnudarían para aumentar el número de followers? ¿Sabías que el “sharenting” es la sobreexposición de los niños en la red? ¿Los padres de niños youtubers explotan a sus hijos? ¿Qué pasaría si un youtuber de éxito incitara a sus millones de seguidores a seguir determinadas ideas políticas? ¿Se pueden canalizar sus habilidades digitales para que se ganen la vida con ello?

De la mano de especialistas en el mundo digital y la educación como psicólogos, psiquiatras, pedagogos, periodistas, influencers o publicistas ayudaremos a “conectar” mejor con nuestros hijos, gracias a los consejos de este libro. Y como avance van aquí algunos de los consejos para que las redes sociales no devoren y controlen la vida de chicos y chicas desde edades cada vez más tempranas. Veámoslos:

1. Un menor de 14 años no podría crearse una cuenta en redes como Instagram, Facebook o YouTube, aunque resulta fácil falsear la edad. Debemos saber si ha creado una cuenta y, si nos parece bien que lo haga antes de llegar a la edad legal, debemos conocer las contraseñas y poder entrar para ver lo que publica.

2. Las prohibiciones son inútiles, sólo conseguiremos que nuestros hijos hagan un uso apropiado de las redes sociales mediante el diálogo desde que son muy pequeños.

3. Haga un mínimo esfuerzo por conocer a los youtubers e instagramers de referencia, ya que son los ídolos de sus hijos e hijas, así podrá ver qué tipo de contenido publican o tener puntos en común para sacar nuevas conversaciones en el seno de la familia y conocer qué tipo de contenidos devora el menor. Si se lanza a publicar fotos o vídeos en su cuenta será siguiendo los patrones de sus influencers favoritos.

4. En las encuestas de qué quieren ser cuando sean mayores, cada vez más niños expresan su voluntad de convertirse en youtubers o influencers. Desde fuera, consideran idílica una vida que combina enormes ingresos económicos de las marcas, invitaciones para los eventos y viajes más glamurosos y divertidos y una exagerada fama. La realidad es que ser una estrella de ese universo es tan complicado como llegar a jugar en un equipo de fútbol de Primera División.

5. En cualquier caso, y ante la amenaza de abandonar los estudios en busca del éxito digital, los psicólogos recomiendan no vetar de primeras que el adolescente intente hacerse un hueco en ese campo. Comprenderá que detrás de un vídeo en YouTube o una foto hay un gran trabajo de edición y planificación. Y que no siempre las ideas originales brotan de la cabeza. Puede que al menos adquiera conocimientos técnicos en el campo de la comunicación audiovisual y lo más probable es que, cuando no consiga los millones de seguidores que esperaba tener en las redes, abandone ese sueño.

6. Una forma rápida de ganar seguidores en el caso de las chicas es posar con poca ropa y en actitudes a veces inadecuadas para su edad. En tiempos recientes, como forma de protesta contra agresiones machistas, muchas menores muestran su cuerpo semidesnudo –para que la red social no lo censure- como una suerte de protesta feminista bienintencionada. Muchos “likes” que pueden recibir no son, por desgracia, un apoyo a la causa sino que tienen una motivación sexual.

7.En niñas y niños más pequeños triunfan redes como Musical.ly o TikTok, dos apps que permiten hacer microvídeos musicales con efectos muy chulos. En ocasiones los bailes son bastante sensuales –canciones de reguetón, por ejemplo- y acaban descargadas por pervertidos que, además de consumirlas, las recopilan en vídeos “hot” que encontramos en YouTube.

8. Sí, hay niños youtubers que ganan millones de euros al año con sus vídeos. Piénselo dos veces antes de que su hija o hijo tenga su propio canal con seis años. Puede hacerles ricos, pero también puede hipotecar su infancia y entrar en una espiral de negocio que podría ser considerado, según algunos abogados, explotación infantil.

9. No sirve de mucho intentar convencer a los hijos que están en un escaparate y que lo que publiquen se puede volver en su contra. Por ejemplo, una foto puede desatar los comentarios más hirientes o que nos avergüence años más tarde. Lo mejor es que vean esos errores en los influencers a los que tanto admiran. Abundan las chicas que lamentan el acoso al que les llevó su fama u otros ejemplos de ansiedad y estrés patológico ante la presión de tener que publicar fotos y vídeos originales que deleiten a los fans. La ruina de algunos o los problemas con la justicia que puede acarrear publicar determinados vídeos le quedará más claro a los menores si lo escuchan de boca de sus ídolos.

10. Está claro que se sobreexponen, narran en imágenes su día a día y sus circunstancias. Pero si los adultos les hemos exhibido desde pequeños con miles de fotos en nuestras redes sociales no tendremos autoridad moral para pedirles que ellos no lo hagan. La intimidad es un valor que cotiza hoy a la baja, pero no preservarla acarrea consecuencias indeseables.

“Nuestros hijos, como nosotros, vivimos pendientes de lo que pasa en una pantalla de seis pulgadas. Les vemos con el móvil en la mano sin saber si está viendo cómo fabricar un bolso con unos retales, los looks que son tendencia, a unos fanáticos degollando a un inocente o vídeos de personas que se caen y casi se quedan parapléjicos. Por supuesto ignoramos lo que comparten y publican. Con tal de conseguir el éxito en las redes sociales apuestan por hacerse selfies extremos y peligrosos o fotos sensuales de las que quizá se arrepientan toda la vida, que son oro puro para los depravados. Estamos muy ciegos, aunque nos mostremos tranquilos porque está en el sofá de casa y no en un banco de la calle haciendo botellón”, explica David Ruipérez, autor de Mi vida por un «like».

David Ruipérez (Madrid. 1979), es un periodista con dilatada trayectoria en la información de salud, ciencia y tecnología. Actualmente es coordinador de contenidos en el Departamento de Comunicación del Consejo General de Enfermería de España y durante muchos años fue jefe de sección en el diario La Razón, donde estuvo al frente del prestigioso y veterano semanario dominical A tu salud. Es colaborador en distintos medios y autor de libros divulgativos como Mi mente es mi enemigo y El carnívoro feliz.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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