Aceite de oliva en ayunas, ¿mano de santo? Veamos los beneficios que tiene para la salud

Tomar una cucharada de aceite de oliva en ayunas es un “remedio casero” aplicado por muchos de nuestros padres y abuelos desde hace años, al menos en las principales zonas productoras de aceite, y especialmente en Jaén, la cuna mundial del zumo de aceituna. Pero, ¿qué nos dice la ciencia sobre el aceite de oliva en ayunas? ¿Qué pasa si tomo todos los días una cucharada de aceite de oliva virgen extra antes del desayuno? Vamos a investigar un poco para descubrirlo, de la mano de los amigos de Directo del Olivar que nos facilitan la información.

La verdad es que es fácil encontrarse actualmente con médicos y profesionales sanitarios que aconsejan tomar una cucharada de #AOVE en ayunas como remedio natural para prevenir enfermedades y luchar contra la oxidación de nuestras células. Pero que nadie se confunda, ya que de entrada prevenir no es lo mismo que curar. Aquí somos defensores a capa y espada de la medicina convencional y del método científico, y estamos 100% de acuerdo en que ni el aceite de oliva ni ningún otro superalimento ha demostrado curar enfermedades, al menos de momento…
“El aceite de oliva por muy virgen extra que sea no es un medicamento, que quede bien claro. Para afrontar una enfermedad, conviene ser conscientes de lo que puede y no puede hacer la alimentación“, nos indican. «Si desgraciadamente ya padecemos una enfermedad, por favor atendamos los consejos de un médico y contrastemos las opiniones de profesionales especialistas que nos apliquen tratamientos fundamentados en la ciencia».

Ahora bien, existen suficientes evidencias científicas contrastadas sobre los beneficios de tomar aceite de oliva virgen extra a diario, sea en ayunas o durante las comidas. Pero de nuevo, estos estudios no centran sus resultados en el consumo de alimentos concretos como el aceite de oliva o los frutos secos. Por ejemplo, el estudio científico PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea), revela beneficios sobre la salud cardiovascular que se obtienen exclusivamente siguiendo un estilo de vida saludable, y el aceite de oliva es sólo una de las piezas del puzzle.

Según dicho estudio Predimed, publicado originalmente en 2013 en la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine, lo recomendable es tomar unos 40 ml al día de aceite de oliva virgen extra. Actualmente no existe ningún estudio científico que avale la teoría de que tomarlo en ayunas (con el estómago vacío) potencie sus beneficios, pero si lo hacemos, lo ideal sería tomarlo en una cucharada sopera, que representa aproximadamente unos 5 ml. Así pues, tomando 8 cucharadas soperas de aceite de oliva repartidas a lo largo del día, antes o durante las comidas, estaremos cubriendo la dosis diaria recomendada.

Es importante que sea un aceite virgen extra (#AOVE) de la máxima calidad, puesto que contiene una mayor concentración de polifenoles y antioxidantes naturales. Además, el toque amargo y picante de un buen zumo de aceitunas con alto contenido en estos micronutrientes, contrarresta la textura suave de esta maravillosa grasa monoinsaturada, y hace de esa cucharada de aceite de oliva en ayunas un verdadero placer natural para los sentidos.

Otro remedio casero que aplican muchos seguidores de la medicina natural, es tomar un buen vaso de agua con limón cada mañana al despertarse, que supuestamente añade poderes anti-bacterianos y de carácter inmunológico. Otros incluso se preparan un mejunje en ayunas con aceite de oliva, zumo de limón y agua caliente; un té calentito con superpoderes. Parece sensato pensar que sumando las propiedades de ambos ingredientes, obtenemos un antídoto aún más potente y sabroso para desintoxicar el organismo, estimular la vesícula biliar (y así expulsar cálculos), perder peso y mejorar el funcionamiento del aparato digestivo. Pero una vez más parece que la cosa no funciona así, al menos por el momento, no existe ningún estudio ni evidencia científica que corrobore este milagro.

Evidentemente que las calorías del aceite de oliva aportan energía. El aceite de oliva (como cualquier grasa) aporta unas 9 calorías por gramo (kcal/g). Por tanto, si una cucharada sopera contiene unos 4-5 gramos de grasa, estaremos ingiriendo unas 40-45 kcal de energía. Esto significa que si tomamos las 8 cucharadas recomendadas, en un día estaremos ingiriendo unas 300-400 kcal/día de energía proveniente exclusivamente del aceite de oliva.

¿Así qué? ¿tomar aceite de oliva engorda? No exactamente, lo que engorda es todo lo que ingerimos, principalmente hidratos de carbono, y que se almacena porque nuestro organismo no puede consumir, bien porque nos pasamos comiendo, bien porque nos movemos poco.

De nuevo, siguiendo las evidencias científicas y el criterio profesional de médicos/nutricionistas, la clave para no engordar es llevar un control de las calorías que metemos y sacamos, evitando alimentos procesados que aportan calorías vacías con poco valor nutricional, y sustituyéndolas por calorías de calidad como las que aportan las grasas insaturadas presentes en pescados, frutos secos y aceite de oliva.

Durante los últimos años, hemos demonizado las grasas y las hemos sustituido por azúcar, un error que nos puede costar la vida. La industria del azúcar y los ultra-procesados ha ganado la batalla del marketing, principalmente en las cabezas de los más jóvenes. ¿Tiene esto vuelta atrás?

Los romanos ya empleaban el aceite de oliva virgen extra de la máxima calidad en ceremonias religiosas, cosmética y medicina. Y aunque en los últimos años se están investigando de forma seria las propiedades y potenciales beneficios de este elixir, aún es pronto para sacar conclusiones rotundas…

Quizás los beneficios del aceite de oliva sobre la circulación y el colesterol sean los más conocidos, gracias a los resultados del citado estudio PREDIMED, consistente en ensayos realizados durante varios años sobre miles de personas. En él, se han empleado la dieta mediterránea y el aceite de oliva como base para prevenir ciertas patologías, obteniendo resultados que demuestran reducir hasta en un 30% ciertas enfermedades cardiovasculares, sobretodo infartos y accidentes cerebrales vasculares, que son la causa de muerte principal especialmente entre los hombres.

El aceite de oliva reduce la acidez gástrica, estimula el tránsito intestinal, favorece la absorción de nutrientes y potencia sus propiedades antiinflamatorias, de forma que ayuda a calmar la gastritis. Además, el aceite de oliva previene todo tipo de cánceres relacionados con el sistema digestivo debido a su contenido en tirosol e hidroxitirosol, compuestos fenólicos que inhiben la proliferación de células cancerígenas. Asimismo, el aceite de oliva actúa sobre el sistema hepatobiliar, que está directamente relacionado con el aparato digestivo. Al estimular el funcionamiento de la vesícula biliar, reduce la formación de cálculos biliares y ayuda a disolver y expulsar las piedras ya formadas.

El aceite de oliva en ayunas calma el apetito debido a sus efectos saciantes y los beneficios adicionales que aporta la oleiletanolamida, un compuesto derivado del ácido oleico que ha demostrado científicamente su capacidad de promover la aceleración del metabolismo (termogénesis) y su consumo energético. Por tanto, el aceite de oliva puede ser un precursor del adelgazamiento, claro está, siempre que tengamos bajo control la ingesta y el gasto calórico total (déficit calórico).

Es verdad que el aceite de oliva hace que nuestro organismo tolere algo mejor el alcohol, ya que crea una película en el estómago que hace que la absorción sea más lenta y no afecte tanto. Sin embargo, el aceite de oliva no hace milagros y pasarse con el alcohol garantiza científicamente daños cerebrales y un buen dolor de cabeza al día siguiente por la severa deshidratación que causa en nuestro organismo. Por ello, el alcohol, incluso tomado en bajas dosis (una cerveza o una copa de vino al día) es tóxico y perjudicial para nuestra salud. Aunque antes nos hayamos tomado un litro del mejor aceite de oliva virgen extra del mundo…

El aceite de oliva virgen extra de calidad superior contiene oleocanthal, un compuesto orgánico natural de propiedades similares al ibuprofeno, pero sin los efectos secundarios de éste. Actualmente se está investigando mucho en este sentido, y ya existen evidencias científicas que podrían revolucionar la medicina. Por ejemplo, recientes estudios han demostrado que el oleocanthal es capaz de destruir las células cancerígenas en tan solo 20 minutos sin afectar a las células sanas y al tejido circundante. Una cucharada (5 ml) en ayunas de aceite de oliva virgen extra rico en oleocanthal, podría equivaler a tomar unos 35 mg de ibuprofeno.

Todos los beneficios anteriores y las propiedades saludables del aceite de oliva en la prevención de enfermedades están contrastadas por numerosos estudios científicos, y han sido publicadas en medios internacionales tan importantes como The New York Times. Esas propiedades (preventivas, no curativas) se deben en gran medida a su composición natural a base de ácidos grasos insaturados, en su mayor parte ácido oleico, una grasa monoinsaturada del tipo omega-9 muy beneficiosa para la salud, en especial para el sistema cardiovascular, ya que como hemos comentado ayuda a regular el colesterol. Pero hay otros componentes minoritarios en el aceite de oliva que ensalzan sus propiedades de forma importante cuando hablamos de virgen extra de calidad superior, y que son los artífices de su acción antioxidante.

Hablamos principalmente de vitamina E y polifenoles, responsables del sabor amargo y picante de algunos aceites de oliva virgen extra de extracción en frío. Dentro de estos maravillosos compuestos orgánicos, podemos encontrar tirosol, hidroxitirosol, oleocanthal o escualeno. Este último se descubrió en el aceite de hígado de tiburón, de ahí su nombre; y es el principal motivo por el cual, los tiburones o escualenos no desarrollan cáncer. La capacidad antioxidante del escualeno duplica como mínimo la de la vitamina E, el antioxidante de referencia. Además, cuando se combina con la adriamicina, un compuesto utilizado en quimioterapia, potencia su acción citotóxica (destrucción de las células cancerosas) en función de su contenido en el aceite de oliva extra virgen. Varios científicos sostienen que el escualeno es en gran parte responsable, junto con polifenoles como el hidroxitirosol o el tirosol, de la reducción de casos de cáncer asociada al consumo de extra virgen y resulta preventivo frente a cánceres como el de colon o el de mama.

Los aceites de más alta calidad pueden contener hasta 9 veces más cantidad de antioxidantes y para aprovechar este “tesoro” debe de consumirse únicamente en crudo. La gente debería de saberlo y no sólo ver el precio.

«En definitiva», concluyen los amigos de Directo del Olivar, «tomar aceite de oliva en ayunas no es mano de santo puesto que no se ha demostrado aún que sea capaz de curar ninguna enfermedad. Lo que sí es cierto, que a parte de ser una práctica sabrosa y económica, puede ser saludable a largo plazo. Pero hay que tener muy claro que prevenir no es curar, y aunque la ciencia está investigando de forma seria como prevenir enfermedades con una alimentación adecuada, actualmente no existen todavía estudios científicos que demuestren que tomar una cucharada de aceite de oliva en ayunas aporte beneficios específicos. De momento, empezamos a tener evidencias científicas de que consumir a diario aceite de oliva de calidad superior dentro de un estilo de vida saludable, puede ser altamente beneficioso a largo plazo…».

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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