Top 5 de IMEO de las dietas más saludables

Por quinto año consecutivo, comodecíamos ayer, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) lanza su tradicional clasificación con las diez dietas más populares que han cobrado protagonismo en España durante el año pasado. Ayer les ofrecimos las cinco perores, y vayan hoy aquí las que los expertos nutricionistas de IMEO consideran las cinco mejores. Estas se proponen una pérdida de peso moderada –hasta 1,5Kg por semana y no más de 6Kg al mes–, fácil de mantener en el tiempo y sin efecto rebote. Se sirven de todos los grupos de alimentos restringiendo las cantidades. Contribuyen a reeducar los hábitos alimentarios y mantener un estilo de vida saludable.

1. Dieta de los superalimentos
«Más que de una dieta, se trata de un modelo de alimentación basado en la inclusión en nuestro menú diario de los denominados “superalimentos”», resalta Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO. En muchos casos estos no son más que alimentos exóticos, poco conocidos o en desuso –algunos ejemplos serían la quinoa, las bayas de goji, la cúrcuma, el jengibre o las semillas de chía–, que no solamente tienen la capacidad de nutrirnos, sino también de ayudar a mejorar nuestra salud o prevenir enfermedades. La bajada de peso que se puede lograr con la ayuda de los superalimentos depende mucho del modelo global de alimentación en el que se incluyen y, si éste es adecuado, se puede bajar hasta un kilo de grasa a la semana. El auge que están teniendo se debe a que para la mayoría de ellos están científicamente probadas las cualidades que se les atribuyen y entre las que están el refuerzo del sistema inmunitario, la mejora de la digestión, reducción del estreñimiento, mejora de los niveles de colesterol o el mayor control de la glucemia. Sin embargo, y a pesar de que nuestra salud se puede beneficiar de la inclusión en nuestra dieta de uno o varios de estos productos, hay que recordar que de ninguna manera compensan una alimentación insana o desequilibrada, no curan enfermedades y tampoco convierten un producto ultraprocesado en saludable por el mero hecho de incluirlo en su composición.

2. Dieta de los micronutrientes
Los micronutrientes son sustancias químicas que nuestro cuerpo necesita en cantidades muy pequeñas que son fundamentales para regular numerosos procesos en el organismo: metabolismo de los macronutrientes, equilibrio de los fluidos corporales, desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes o transporte de oxígeno, entre otros. Una dieta enfocada en los micronutrientes sería aquella que busca organizar nuestra alimentación tomando como base nuestros requerimientos nutricionales, puesto que su déficit o exceso perjudica la salud. La bajada de peso que se puede conseguir con este modelo es de aproximadamente un kilo de grasa a la semana. «Esto se debe a que por un lado nuestro cuerpo funcionará de manera mucho más eficaz y a que al seguirla se mejorarán hábitos y se ajustará también el consumo de macronutrientes y energía», explica la nutricionista Escalada. Esta dieta funciona porque nos obliga a ajustar nuestra manera global de alimentarnos y a generar mejores hábitos. Además, nos ayuda a evitar los problemas ocasionados por déficit nutricional, como resistencia a la insulina, anemia o hipotiroidismo, o a causa de su exceso, como cálculos renales, deficiencias en la absorción de otros nutrientes o males gastrointestinales, siendo todos ellos más que probados científicamente. Por todo esto y al igual que en el caso de los superalimentos, la dieta de los micronutrientes puede ser una buena opción para controlar nuestro peso con ayuda profesional manteniendo un nivel óptimo de salud.

3. Dieta gourmet
Una dieta gourmet sería aquella que propone adelgazar sin renunciar al placer, ni pasar hambre, basándose en el consumo controlado de productos considerados gourmet, como jamones, quesos, vino, aceite de oliva, marisco y pescado, carnes, embutidos o chocolate. Asegura que siguiendo este plan para adelgazar, combinado con ejercicio físico regular, se puede perder más de un kilo por semana. La clave en este caso no está en lo que se come, sino en la forma de preparación o cocción y en la moderación de las cantidades. Entre las ventajas de este tipo de dieta la nutricionista del IMEO Mireia Elías destaca que permite comer de todo sin pasar hambre y sin provocar ansiedad por restringir grupos enteros de alimentos; en su mayoría utiliza productos naturales, mitigando el consumo de aditivos artificiales no saludables; enseña a disfrutar de la comida con recetas de platos variados y sabrosos; se puede mantener en el tiempo y, al no permitir bajar muchos kilos por semana, evita el efecto rebote de muchas otras dietas. Como desventajas hay que destacar su elevado coste, debido al precio de los propios ingredientes, y la necesidad de tener nociones de cocina o contar con algún libro de recetas saludables gourmet de moderado o bajo aporte calórico. Esta dieta la pueden seguir todo tipo de personas, excepto alérgicos o intolerantes que deberían evitar aquellos alimentos causantes de las mismas en los distintos platos.

4. Dieta baja en carbohidratos
La dieta baja en carbohidratos se basa en el concepto de los índices glucémicos y la crononutrición. Trata de conseguir un correcto equilibrio nutricional, sin excluir ningún grupo de alimentos, pero controlando el consumo de hidratos de carbono que puedan dificultar la pérdida de peso en algunos pacientes, como por ejemplo mujeres en menopausia ó en pacientes que no tienen una vida activa ni practican ejercicio físico. «No consiste en una dieta cetogénica, sino que trata de excluir los hidratos de carbono sencillos de alto índice glucémico (azúcares y derivados) manteniendo los carbohidratos de menor índice glucémico (frutas, verduras, legumbres etc.) y consumiéndolos en el momento más adecuado para cada paciente», señala la nutricionista del IMEO, experta en dietética, Andrea Marqués. Al no eliminar ningún grupo de alimentos, este régimen puede ser adecuado para cualquier persona ya que no tiene contraindicaciones. Además, es fácil de adaptar a los hábitos o gustos de cada paciente, dentro de unos criterios adecuados, marcados por un nutricionista, dietista o endocrino. Las dietas bajas en carbohidratos, además de ayudar a adelgazar, mejoran el estado de salud y pueden reducir el riesgo de ciertas enfermedades relacionadas con el incremento de masa grasa, como hipercolesterolemia, hipertensión o diabetes. Son eficaces a largo plazo, ya que correctamente adaptadas son sencillas de mantener en el tiempo y nos pueden ayudar a perder entre 2 y 4 kilos al mes de forma saludable.

5. Dieta genética
La dieta genética se basa en personalizar la alimentación del paciente en función de los resultados de un test de ADN previo. La realización de este análisis es muy útil no sólo en una dieta destinada a perder peso, sino también a la hora de prevenir y tratar distintas patologías, desde cardiovasculares o digestivas hasta distintos tipos de cáncer y, por supuesto, la obesidad. El test genético surge del desarrollo de la nutrigenómica, ciencia que determina cómo responde nuestro cuerpo ante los nutrientes que ingerimos. Para conseguir una muestra de nuestro genoma se realiza una sencilla prueba de extracción mediante saliva y se analiza la información genética relacionada en nuestro caso con el metabolismo del paciente. Finalmente, se elabora la pauta dietética teniendo en cuenta los resultados del test genético, el sexo, la edad, la complexión física, así como los hábitos y preferencias ó gustos del paciente en la medida de lo posible. El objetivo final es que el paciente regule sus hábitos alimenticios teniendo en cuenta toda la información adquirida mediante el test y consigamos así, tanto la pérdida de peso, como un mejor estado de salud general y la prevención de algunas enfermedades o trastornos metabólicos que pudieran aparecer a medio o largo plazo. «No se trata de una dieta restrictiva, sino de un cambio global de hábitos de alimentación y de salud que el paciente pueda mantener a largo plazo y que permite a bajar entre 3 y 4 kilos al mes», apunta Andrea Marqués. El principal inconveniente puede ser su alto precio, ya que partiríamos de la realización del test genético para luego continuar con el seguimiento nutricional. Aunque el genoma humano lleva más de una década siendo estudiado, aún queda mucha investigación, lo cual hará que los resultados de estas pruebas sean más precisos y completos.

Pues muchas gracias a IMEO por estas recomendaciones y ya me dirán ustedes qué les parece la selección…

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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