El nuevo Bordón, descaradamente clásico, pero con un nuevo concepto…

Es todo un nuevo diseño el que ha emprendido Bodegas Franco-Españolas con la conocida marca Bordón, basado en un diseño conceptual mucho más moderno aunque, en paralelo, reivindica su derecho a ser un clásico de Rioja. “Pensarás que soy un borde y quizás tengas razón. Pero te confesaré algo, estoy harto de modas, de etiquetas, de postureos. No me disculpo por ser quien soy. Un clásico de Rioja con más de 125 años de historia. Me gusto. Y si a ti no, es porque todavía no me has probado. No soy borde, soy Bordón”. Así de chulo declara su estilo personal el vino de renovado diseño.

Y el caso es que el nuevo Bordón de Bodegas Franco-Españolas ya está en el mercado. El vino bandera de la centenaria bodega logroñesa, que hasta ahora se comercializaba bajo la marca Rioja-Bordón, pasa a llamarse simplemente Bordón, y acompaña siempre esta denominación de marca con el lema ‘Descaradamente clásico’, con el que quiere comunicar que no olvida ni su origen, ni su pertenencia a Rioja, ni sus más de 125 años de historia. La familia del nuevo Bordón la componen tres vinos tintos (Crianza, Reserva y Gran Reserva), un blanco y un rosado. Y claro, aunque en la nueva marca desaparece la palabra Rioja, ésta se mantiene muy visible en el fondo de la etiqueta, para reforzar así tanto la potencia de la marca Bordón como la de su origen. El escudo de la bodega se actualiza para adoptar la forma de una B mayúscula, la misma que tiene la nueva etiqueta.

El nuevo texto de la etiqueta, escrito en primera persona, es atrevido y trata de acercar Bordón al público más joven y desenfadado, al tiempo que reivindica, como es natural, su derecho a ser un clásico de Rioja y eleva el respeto sobre su propia historia y denominación: “Pensarás que soy un borde y quizás tengas razón. Pero te confesaré algo, estoy harto de modas, de etiquetas, de postureos. No me disculpo por ser quien soy. Un clásico de Rioja con más de 125 años de historia. Me gusto. Y si a ti no, es porque todavía no me has probado. No soy borde, soy Bordón”.

El rediseño de la marca y de la etiqueta es obra de la agencia multinacional Brand Union y está creada a partir del análisis de los objetivos de negocio, de la competencia y de los nuevos valores que Bodegas Franco-Españolas quiere dar a la compañía en general y a su principal marca en particular.

La nueva imagen de marca de Bordón es el paso más visible de la total renovación de Bodegas Franco-Españolas en un proceso liderado por Borja Eguizábal, director general de la bodega riojana desde 2016, y 3ª generación de la familia Eguizábal al frente de la misma. El enoturismo será otro de los pilares de su evolución. No en vano, Bodegas Franco-Españolas es la única bodega de Rioja situada en el casco urbano de Logroño, a apenas 750 metros de la mítica calle Laurel.

A orillas del río Ebro y a 5 minutos caminando desde el centro histórico de Logroño, se encuentra Bodegas Franco-Españolas. Una bodega familiar de la D.O.Ca. Rioja con 127 años de historia a sus espaldas, y la 3ª generación de la familia Eguizábal al frente. La bodega se fundó en 1890 como resultado de una unión de empresas de Francia y España. La compañía de Anglada de Burdeos y sus socios españoles se unieron en un momento álgido en Rioja, cuando los franceses vinieron a la región tratando de reemplazar sus viñedos arrasados por la filoxera. Era el origen de los conocidos entonces como «vinos finos de Rioja«.

Bordón y Diamante son sus vinos más emblemáticos y embajadores de la bodega en el mundo. Dos vinos de referencia internacional que no sólo representan a la bodega sino también, de alguna forma, a la Denominación de Origen Calificada Rioja. Las primeras añadas de ambas marcas se remontan a 1892. Actualmente, de la producción total de vino, un 65% se destina a venta nacional y un 35% a exportación, cuyos principales mercados son Mexico, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Alemania y China.

Con más de 35.000 visitas anuales, Bodegas Franco-Españolas es uno de los principales atractivos turísticos de Logroño junto con la conocida calle del Laurel. Además de las visitas a bodega, ofrece una amplia oferta enoturística en la que se une el vino con diferentes actividades culturales: cine, música, teatro, etc.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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