La bodega riojana Martínez Alesanco lanza ECO, un vino ecológico y comprometido

Interesante novedad en La Rioja. Y es que la familia Martínez Alesanco da un paso más en su apuesta por la preservación de su entorno natural del valle del Alto Najerilla con uno de los vinos ecológicos pioneros en su zona, dentro de la D.O.Ca. Rioja. La bodega familiar aborda el reto de la elaboración ecológica en un territorio de altura que se beneficia paulatinamente del cambio climático, con lo que se ha conseguido también un producto excelente como le vamos a contar aquí.

El hecho es que la bodega riojana Martínez Alesanco acaba de lanzar al mercado ECO. Martínez Alesanco, vino ecológico que ejemplifica un paso más de este proyecto familiar, con raíces en la localidad de Badarán, en su compromiso por la preservación de su entorno natural del valle del Alto Najerilla en la D.O.Ca. Rioja. La tercera generación al frente de Martínez Alesanco ha querido con este ECO conservar la tipicidad de los vinos de esta zona vitícola de larga tradición a través de “gran tinto joven” de limitada producción.

ECO es un vino de año con paso por barrica que respeta las elaboraciones clásicas del valle del Alto Najerilla, con frescura e intensidad frutal. Es un vino tradicional, ligado al cuidado de la tierra, a la sostenibilidad del ecosistema y en el que hemos querido comprometernos con nuestro suelo, nuestro paisaje y el entorno que nos rodea, tan vinculado al legado de los Monasterios de Yuso y Suso”, resume Pilar Torrecilla, enóloga de Martínez Alesanco.

“El momento vitícola actual que estamos viviendo en el valle del Alto Najerilla y nuestro espíritu inconformista es lo que nos ha impulsado a la elaboración del primer vino ‘eco’ de nuestra zona”, destaca Pilar Torrecilla. Para ello, “la bodega parte de un clima característico (temperaturas medias inferiores al resto de la comunidad, sin falta de agua ni excesos térmicos); suelos a elegir, con todas las profundidades, texturas, estructuras, composición y fertilidad; material vegetal óptimo y propio (garnacha vieja y resistente), y una viticultura tradicional de secano, con conducción en vasos viejos, producciones inferiores a 3000 kilos por hectárea y pequeñas parcelas sin concentración parcelaria”, detalla Torrecilla.

Y llegados aquí es bueno conocer algo más sobre el patrimonio de viña vieja del Alto Najerilla. “Esta zona vitícola concreta se caracteriza, posiblemente, por la conservación y el mantenimiento de la más elevada proporción de viñedo viejo de todo el mundo y la variedad tinta, prácticamente única en estos viejos viñedos, es la garnacha”, explica el catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja Fernando Martínez de Toda, con quien la bodega colabora en la investigación en campo. “De garnacha tinta y tempranillo, las más antiguas plantadas en 1940, partimos para la elaboración de este vino, cuyo trabajo responde a los principios de una viticultura sostenible y de calidad, con máximo respeto al medio ambiente y empleando tratamientos con productos naturales”, sostiene la enóloga Pilar Torrecilla. De este modo, agrega, “se ha dado luz a un vino enraizado en su paisaje, un tempranillo muy sincero”.

Tras la vendimia manual, la vinificación se realiza en pequeños depósitos de elaboración, realizando una fermentación alcohólica clásica, con remontados suaves y manuales diarios durante las primeras etapas de la fermentación. Se consigue así respetar los aromas frescos y afrutados de la garnacha, sin realizar maceraciones, para evitar extracciones innecesarias, respetando la uva como en una elaboración tradicional. Tras la fermentación, se sangran los depósitos para extraer, por la simple fuerza de la gravedad, el vino de mayor calidad, ayudándolo después con un pisado tradicional de la uva, sin necesidad de someterlo a un prensado.

ECO ofrece recuerdos de un vino joven gracias a la garnacha tinta, pero, a su vez, presenta ligeras notas tostadas y cremosas de su breve paso por barrica. Todo ello acompañado del fondo especiado que aporta la variedad tempranillo. “En boca es amplio, vivaz, estructurado, con una perceptible mineralidad propia de la tierra donde crecen las viñas, aportando esas sensaciones de vino joven, fresco, intenso que nos llevan a nuestros orígenes. Un vino en su momento óptimo para disfrutar con él, recorrer y reconocer todos los matices que nos proporciona nuestra tierra”, describe la enóloga.

Este vino, acogido a la D.O.Ca.Rioja corresponde a la añada 2015 y presenta a la vista un color cereza picota con reflejos violáceos, brillante y nítido. En nariz destacan aromas intensos de frutas rojas con un sutil fondo de especias, con recuerdos de un vino joven gracias a la garnacha tinta, con unas ligeras notas tostadas y cremosas de su breve paso por barrica (seis meses en barricas nuevas de roble francés), y ese fondo especiado que le da la tempranillo. En boca es amplio, vivaz, estructurado, con una sensación de mineralidad propia de las tierras donde crecen las viñas, aportando sensaciones de vino joven, fresco, intenso. Es un vino que no necesita descansar más tiempo, está en su momento óptimo para disfrutar de él, dando la posibilidad de recorrer y reconocer todos los matices que nos proporciona La Rioja. Sírvase a unos 16-18º C. Su PVP aproximado en tienda es de 15 euros.

Interesante es igualmente destacar que la etiqueta está laborada exclusivamente con madera de puro cerezo, con impresión de tintas al agua y la cápsula está fabricada en polietileno de base biológica procedente de la caña de azúcar.

La bodega Martínez Alesanco, con la tercera generación de viticultores al frente, ha consolidado una trayectoria a favor de la investigación e innovación en campo y en bodega. El equipo, encabezado por la enóloga Pilar Torrecilla, ha enfocado el trabajo en favor de una viticultura de calidad para dar a luz grandes vinos elaborados a pie de viña, conectados con la naturaleza. Martínez Alesanco ha abierto nuevos caminos en la elaboración de las variedades mejor adaptadas en su entorno del valle del Najerilla, destinando las garnachas a los vinos tintos hace más de dos décadas, en una tierra en la que esta variedad era la base de los claretes que le han dado nombre. La familia fue también precursora de la fermentación de blancos y rosados en barrica. Martínez Alesanco ha impulsado, además, la investigación de variedades autóctonas minoritarias, elaborando y comercializando la primera maturana tinta, denominada Nada que ver. “A medida que comprendemos la tierra, podemos revertir este conocimiento en ella. En paralelo, los resultados de nuestras investigaciones se han implementado hacia atrás en toda la gama de vinos para trabajar desde la mejora continua”, subraya Pilar Torrecilla.

Pedro Martínez y Pilar Alesanco establecieron en la década de los 50 los primeros vínculos de esta familia de viticultores con el mundo de la viña y el vino en las tierras rojas de Badarán. En una llanura privilegiada para el cultivo de la vid, cercana a San Millán de la Cogolla, en plena Rioja Alta y con unas excepcionales condiciones de suelo y clima, se hayan las 90 hectáreas de viñas de tempranillo, garnacha, viura y maturana tinta, y también viñedo prefiloxérico, que permiten a la familia Martínez Alesanco elaborar toda una amplia gama de vinos que sería imposible obtener en un entorno diferente. Hoy es la tercera generación la que está al frente de un proyecto comprometido con la preservación del patrimonio vitícola, histórico y paisajístico del Alto Najerilla, en un territorio enriquecido por el legado cultural de los Monasterios de Yuso y Suso.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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