El color del aceite de oliva. ¿Qué es mejor el aceite verde o el dorado? #aove

¿Qué es y cómo se hace el aceite verde?, es, por ejemplo, una de las posibles preguntas que cuando pensamos en el aceite de oliva nos hacemos, ¿verdad? eso es lo que nos dicen los amigos de Directo del Olivar: «cada vez recibimos más consultas relacionadas con el color del aceite de oliva. Básicamente, la pregunta recurrente es: ¿un aceite verde es de mayor calidad que un aceite más dorado? Como casi siempre, la respuesta correcta es depende, ¿y de qué depende? De según cómo se mire, como ellos mismos pasan a explicarnos…

Sabemos que la comida entra por los ojos y esto nos condiciona enormemente a la hora de juzgar y valorar su sabor. Pues lo mismo ocurre con el aceite de oliva, especialmente cuando lo vemos a través de un envase transparente o al servirlo sobre un trozo de pan. Su color y textura lo hacen más o menos atractivo a nuestros ojos, y nos transmiten las primeras sensaciones antes de catarlo. Es el caso por ejemplo, del aceite de oliva en rama o sin filtrar, un aceite valorado y buscado por muchos consumidores, gracias a su color más verde y turbio, que se asocia al zumo natural de fruta fresca.

Hay que decir que el color más o menos verde y turbio, es debido a la mayor o menor presencia de pigmentos naturales y materia sólida respectivamente. Y en ambos casos, estos son compuestos orgánicos que se deterioran con el paso del tiempo, especialmente en presencia del calor y la luz que tenemos por ejemplo en la estantería de un supermercado o comercio. De manera que un envase transparente que realce el aspecto de un aceite, es totalmente contraproducente para preservar su color y atributos originales. Por este motivo, si no tenemos garantías de que el producto se almacena en unas condiciones idóneas de conservación en ausencia de luz y calor, es mejor no comprarlo, independientemente de su fecha de consumo preferente.

Dicho esto, todos los expertos coinciden en afirmar que el color del aceite de oliva no es un indicador de su calidad, y esta depende sobretodo de la variedad de aceituna, de su grado de maduración y del proceso de producción. Por ejemplo, un aceite picual suele ser más verde que un aceite arbequina, hojiblanca o manzanilla, mientras que un aceite procedente de aceitunas verdes es siempre más verde que un aceite de aceitunas maduras, independientemente de la variedad de aceituna.

En definitiva, el color viene determinado por la presencia de pigmentos. En concreto en un aceite de oliva, los pigmentos responsables del color verde son las clorofilas y los responsables del color más dorado son los carotenoides. De esta forma, cuando la aceituna está verde, predominan las clorofilas, mientras que cuando está madura, predominan los carotenoides. Así de sencillo. Sin embargo, también el proceso de producción puede modificar de forma significativa el color del aceite de oliva resultante, como podemos leer en un interesante estudio del CSIC: para conseguir más clorofilas, la forma de operar consistiría en no almacenar la pasta, no adicionarle talco y adicionarle un 19 % de agua a la pasta en el batido…

Y otra forma de conseguir aceites muy verdes durante el proceso de producción, es mediante la adición de hojas de olivo, que se mezclan y muelen junto a la aceituna para transmitirle una mayor concentración de clorofilas, dando como resultado un aceite de oliva más verde e intenso. ¿Significa eso que ese aceite de oliva verde es de mayor calidad? En absoluto. Así que, como vemos, no nos podemos fiar de las apariencias, y por eso, los catadores profesionales van armados con un vaso azul, que impide que el color influya en su decisión a la hora de valorar un aceite de oliva virgen extra (#aove).

Lo que sí está claro, es que un aceite verde extraído correctamente de aceitunas verdes, aparte de ser algo más amargo y picante, tiene olores, sabores y matices maravillosos, que nos recuerdan habitualmente a otras frutas, hortalizas y plantas como la hierba fresca, el hinojo, el plátano verde, la alcachofa, la tomatera, la higuera, la almendra, etc. Es lo que se conoce en la jerga profesional como el frutado, un atributo fundamental de los mejores aceites de oliva, y que influye de manera decisiva en su valoración dentro de los concursos reconocidos. Así que, indiscutiblemente, y como ya conocían muy bien los romanos, atendiendo a este conjunto de atributos y matices que al final se relacionan con la calidad suprema o premium, el mejor aceite de oliva posible se consigue cuando las aceitunas están todavía verdes. Lo que ellos llamaban oleum ex albis ulivis, el preciado zumo romano procedente de aceitunas completamente verdes, más amargo, picante y frutado, reservado exclusivamente para ceremonias sagradas, medicina y paladares reales. Y claro está, dentro de estos, el mejor de todos y de mayor calidad era el oleum primae pressurae, el aceite de primera prensada en frío, el que se obtenía de la forma en la que se conseguía la mayor cantidad posible de polifenoles, los antioxidantes naturales del aceite de oliva responsables de su toque amargo y picante, y que lo convierten casi en una medicina. La verdad es que estos romanos no tenían ni un pelo de tontos, verdad? Pues a aprender de ellos nos toca…

Claro que el aceite verde de calidad premium hay que pagarlo. Una botella de medio litro que contenga de verdad un aceite de este tipo, podemos encontrarla a partir de unos 8 o 10 €, es decir a partir de unos 20 € el litro, aunque podemos ver sin problemas en tiendas especializadas, botellas de 500 ml de hasta 15 o 20 €, sin entrar en el packaging o en diseños muy sofisticados, que a veces cuestan más que el propio aceite. Y cuidado con esto, porque no existe aún una regulación y normativa clara al respecto, por lo que cada vez es más habitual encontrarse botellas bonitas etiquetadas como premium, cosecha temprana, primer día de cosecha o apellidos similares, que contienen aceites muy normalitos, y que aunque puedan categorizarse como aceites verdes, no cumplen ni de lejos con el estándar de calidad suprema y los matices que algunos paladares más experimentados esperarían. Y es que todo tiene un coste y un precio justo. Producir un aceite de aceitunas verdes cuesta el doble o el triple que un aceite maduro, ya que necesitamos el doble o el triple de aceitunas para extraer la misma cantidad de aceite. Eso es impepinable, por no hablar de los costes de recolección y extracción.

Así que, en conclusión, podemos decir que hay que probar, comparar, aprender y sobre todo, ser conscientes de lo que compramos. Un aceite diseñado para concursos o paladares gourmet que cuesta entre 20 y 40 € el litro, tiene un uso o consumo muy diferente al de un aceite de oliva virgen extra menos verde obtenido de aceitunas más maduras o en envero (mitad verdes, mitad moradas), donde el rendimiento es mayor y se pueden conseguir precios más competitivos, sin tener que renunciar a una calidad superior. En cualquier caso, si que nos reconocen, desde Directo del Olivar, que el aceite verde está de moda, y nadie puede negar que ese verde intenso es un color precioso que entra rápidamente por los ojos, y que inevitablemente asociamos con la frescura, lo natural y lo saludable. Además, los aceites verdes que se producen de verdad con aceitunas verdes, tienen olores, sabores y matices frutados, que los aceites más maduros no tienen. Pero recuerde que un aceite verde no tiene porqué ser de mejor calidad que uno más dorado.

Pues muchas gracias a los amigos de Directo del Olivar por tan sabios consejos y aclaraciones en estos temas importantes pero que a veces nos ponen en duda…

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Lo más leído