Arbayún Rosado 2015, el potencial de la garnacha navarra en su esplendor

Fernando Chivite, uno de los enólogos responsables de la puesta en valor del rosado navarro, presentó este verano la segunda añada de este atípico vino para el que ha utilizado la mejor uva garnacha de la Baja Montaña, una zona poco explotada en lo vitivinícola y con las condiciones óptimas para una viticultura sostenible. Así surge Arbayún Rosado 2015, vino que presenta un ligero amargor a frutas maduras de hueso que le confiere una personalidad muy diferenciada en su categoría y augura, como la añada anterior, una excelente evolución en botella.

Y es que Fernando Chivite, un enólogo con más de 40 años de carrera profesional, ha sido clave en la expansión y el desarrollo de la viticultura de Navarra, y ya presentaba el año pasado los primeros frutos de su último y más personal proyecto: Arbayún Chardonnay y Arbayún Rosado Garnacha. Dos vinos de edición limitada con los que ha intentado desmarcarse de lo habitual, apostando por una zona privilegiada en cuanto a clima y suelo pero poco explotada a nivel comercial que le ha permitido practicar una viticultura sostenible, respetuosa con el medio ambiente y muy natural. Con la segunda añada del rosado, que se presenta ahora en el mercado en edición limitada de 26.000 botellas, el enólogo navarro confirma y consolida su intención de explotar el potencial de este terroir único y de una uva garnacha de máxima calidad.

La singularidad de Arbayún Rosado reside en la calidad de la materia prima con que se elabora: una uva garnacha procedente de viñas viejas de entre 50 y 60 años (algunas de ellas plantadas en vaso, obligando a una vendimia manual), que ofrecen una calidad poco habitual de encontrar en un vino rosado y mucho menos en un monovarietal. “He querido extraer y mostrar el máximo potencial de la garnacha en un rosado” explica su autor, que ya participó en anteriores etapas en la actualización y puesta en valor del rosado tradicional navarro.

Arbayún Rosado
, de Baja Montaña, Viñedos y Bodegas, refleja además las particularidades de una zona muy especial que tiene tradición vinícola y vestigios de vides de más de 2000 años de antigüedad. Un hecho que, junto a su particular orografía y climatología, hacen de ella un lugar muy adecuado para practicar una viticultura tradicional, respetuosa con la tierra y el medio ambiente y muy natural. Hablamos de la Baja Montaña navarra, situada a los pies de los Pirineos entre la Foz de Lumbier y la de Arbayún (la que da nombre al vino y la más extensa e impresionante de las gargantas navarras) y cuenta con una condiciones naturales espectaculares para elaborar blancos y rosados.

Se trata de una zona alta de entre 450 y 600 metros de altitud, con un clima fresco y ventoso propio del prepirineo y sin riego, ya que tiene una pluviometría media de 700 mm al año, lo que supone todo un lujo en estos tiempos de cambio climático. Los viñedos se ubican en terrazas cuaternarias de suelos muy pedregosos, pobres, bien drenados, profundos y de baja fertilidad y rendimiento, características que permiten ciclos vegetativos muy largo con maduraciones lentas y sin sobresaltos que aportan calidad tanto a la planta como a unas uvas que son vendimiadas a mano y tratadas con mucho mimo durante todo el proceso.

Por otro lado, cabe destacarse que la de 2015 ha sido una muy buena añada por las condiciones sanitarias de la uva y la excelente maduración de la garnacha, lo que ha dado como resultado un vino muy concentrado en aroma y sabor. En bodega se ha enfatizado esta vez la extracción del potencial de la garnacha (razón de ser del vino) a través de una maceración en frío muy corta que ha permitido extraer los aromas más refinados de la variedad, de una fermentación de entre 20 y 23 Cº y de una crianza de 4 a 5 meses en lías finas le ha aportado al vino largura, estructura en boca y la extraordinaria evolución en botella que ya demostró en su añada anterior.

A la vista, Arbayún Rosado 2015 presenta un color rosa pálido con reflejos salmón, resultado de una técnica sólida y depurada. En nariz es amplio, de intensidad media y desvela su característica principal: un aroma a hueso y a frutas silvestres con ligeras notas florales y un toque mineral que le hace muy apropiado para degustar en la comida. En boca es complejo, con volumen, una vinosidad poco común en los rosados y un final fresco y largo. En resumen es un vino serio, con personalidad y matices, libre de artificios y sin las frutas rojas golosas de los rosados al uso, un vino que se va abriendo en la copa reflejando todo el trabajo y la intención que hay detrás de él. Su PVP aproximado es de 9 €.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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