Krug Clos D´Ambonnay 2000, individualidad en su máxima expresión

Es todo un homenaje al tiempo y al savoir-faire, que exalta la individualidad, la pureza y la intensidad de una única parcela.Cada una de las 5158 botellas de Krug Clos d’Ambonnay está numerada individualmente. pero lo más relevante es que el meticuloso savoir-faire de la Maison Krug revela un champagne excepcional y singular, procedente de uno de los mejores terruños de la región de Champagne: Krug Clos d’Ambonnay. Un champagne que exalta la individualidad, la pureza y la intensidad de una única parcela amurallada de viñas, una única variedad de uva y una única añada.

Así, Krug Clos d’Ambonnay celebra, con el champagne más singular, el carácter único de una uva pinot noir específica en un año específico. Se vendimió en una minúscula parcela amurallada de 0,68 hectáreas (1,68 acres) en pleno corazón de Ambonnay, una de las localidades más distinguidas por esta variedad de uva, y que ha desempeñado además un papel muy especial en la historia de la Maison.
Krug Clos d’Ambonnay 2000 es la expresión de una única parcela amurallada de pinot noir vendimiada en 2000, un año en que las uvas fueron muy generosas y concentradas, produciendo una vendimia de una calidad suprema. Krug Clos d’Ambonnay 2000 revela la exquisita indulgencia de la uva de esa parcela en particular en ese año concreto, que ha pasado ya casi quince años en bodega madurando en elegancia y sutileza. Al igual que todos los champagnes Krug, Krug Clos d’Ambonnay 2000 envejece magníficamente.

La localidad de Ambonnay goza de renombre en la región de Champagne por la extremada calidad de sus uvas pinot noir y ha sido la principal fuente de suministro de Krug desde sus comienzos. Después de Krug Clos du Mesnil, Rémi y Henri Krug se empeñaron en rendir homenaje a la uva pinot noir, en particular a la de Ambonnay, tan apreciada por Krug, del mismo modo que Krug Clos du Mesnil celebraba la chardonnay de Mesnil-sur-Oger. Fieles al hecho de que la Maison Krug se encuentra en Reims y siempre se ha caracterizado por el predominio de pinot noir, y deseosos de revelar la máxima expresión de pureza del terruño de Ambonnay, no cejaron hasta encontrar una parcela de viñas en la zona. Su búsqueda duró siete años enteros.

Por fin, en 1991, encontraron el Clos d’Ambonnay, una parcela amurallada situada a las afueras del pueblo, en la ladera sudoriental de la montaña de Reims. Este precioso huerto de tan solo 0,68 hectáreas (un tercio de la superficie del Clos du Mesnil) ha estado protegido por los muros que lo rodean desde 1766. Krug aplicó a esta parcela su minucioso esmero en los detalles, podándola y trabajando el viñedo hasta conseguir la mejor expresión de este terruño único. Todas las pruebas resultaron ser muy positivas, y finalmente la familia adquirió el Clos d’Ambonnay en 1994. Las primeras, y muy escasas, botellas de Krug Clos d’Ambonnay correspondieron a la añada de 1995, y no se revelaron hasta 2007. Krug Clos d’Ambonnay es una perla rara, un homenaje a la atención por el detalle, la filosofía de la calidad, y la búsqueda y localización de buenos terruños heredados de Joseph Krug, que fundó la Maison en Reims en 1843.

Krug Clos d’Ambonnay 2000 es un champagne sorprendente, caracterizado por un color dorado pajizo particularmente luminoso que destella a la luz. En nariz, desprende aromas de brioche combinados con notas de especias y caramelo. Su paladar, muy nítido y elegante, con ricos recuerdos de tarta Tatin y crema pastelera con tonos de caramelo, evoluciona hasta adquirir un cuerpo bien definido con un final muy persistente, ligeramente alimonado, que realza su asombrosa frescura.

Krug Clos d’Ambonnay 2000 se conjuga magníficamente con carnes especiadas como el tajín de cordero. También puede disfrutarse en un maridaje agridulce: puré de boniato con una pizca de nuez moscada rallada, o cualquier combinación creativa con cítricos escarchados, todos ellos revelados en los sabores y aromas de Krug Clos d’Ambonnay 2000.

La única Maison que elabora sólo champagnes de prestigio todos los años desde 1843 es Krug. Los champagnes de Krug se caracterizan por la absoluta atención al detalle y la artesanía en el proceso de elaboración. La historia de la casa Krug ilustra la hermosa aventura de un visionario, Joseph Krug, quien entendió que la esencia del champagne es el placer, ofreciendo a los consumidores lo mejor de cada añada, independientemente del impacto climático del año, evitando la espera de una buena cosecha para elaborar un gran champagne.

No se asusten, pero el Krug Clos D´Ambonnay está disponible a un PVP recomendado de 2500 €.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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