Un viaje a la bodega Dehesa de Luna

«Este es el comentario elegido, realmente descriptivo: es una “pequeña historia”, así empezaba el mensaje que me envió la bodega tras la reunión del Jurado que eligió el relato ganador de la IV Cata Virtual de El buen vivir. Como en su día comenté, ya hay ganador de la IV Cata Virtual de El Buen Vivir. Se trata de una ganadora, Raquel Okakene a quien damos desde aquí la enhorabuena!!! Como saben el Premio para la ganadora y su acompañante, fue una visita al viñedo, a la bodega y una comida en bodega con el equipo de Dehesa de Luna. Según me cuentan lo disfrutaron, y mucho, y aquí nos ofrece Raquel el relato de su experiencia en esta bodega.

Les recuerdo que la IV Cata Virtual de El Buen Vivir de Juan Luis Recio, consistía en aprovechar la posibilidad de recoger un vino totalmente gratuito en una tienda, probarlo tranquilamente en casa y publicar un comentario sobre su Momento Luna. La iniciativa ha sido promovida, junto con este blog, por la bodega Dehesa de Luna, continuando la tradición de las tres catas anteriores, la III Cata con Homenaje Rosado, la II Cata con Losada y la I Cata con Marco Real.

Antes de entrar en el relato de Raquel Okakene, quería recordarles el Momento Luna ganador que ella escribió así:

«Ay, el Momento Luna… El caso es que fui a recogerla y tiré para casa nerviosa, le tenía unas ganas…. pero claro, tenía que encontrar «el momento», algo especial para luego hacer un comentario a la altura. Y empezó una semana de lo más vulgar, monótona, esos días «sospechosamente light»… Y mi nerviosismo se acrecentaba porque la veía todas las tardes ahí, sobre la encimera de la cocina, yo la miraba de reojo y ella permanecía impasible, como ignorándome y eso no hacía más que acrecentar mi deseo… Pasaba delante de ella con cualquier excusa, solo para volver a mirarla con disimulo, esperando que su indiferencia fuera tan falsa como mis motivos para pasearme por allí. Una tarde, estaba preparando unos espaguettis tan corrientes como mi semana. Poco a poco la cocina empezó a llenarse de vapor, hacía calor. En el ambiente se mezclaban los aromas de las especias, el orégano, la pimienta… Giré sobre mis talones y la miré fijamente, y ella me mantuvo la mirada desafiándome. Levanté una ceja y agarré el sacacorchos. Esto se resuelve aquí y ahora. En menos de un minuto solo le quedaba puesta la etiqueta y su ansiado contenido se deslizaba por mi garganta mientras la palma de mi mano dejaba en el vaho de la ventana una huella intensa y efímera como mi Momento Luna».

Chulo, ¿verdad? Pues bien, ahora les ofrecemos por fin el relato de la ganadora de la cata. Aquí va:

«Era el ultimo día a última hora y se me había olvidado. Sabía que tenía que hacerlo desde hacía un mes pero me había hecho la remolona y ahora ya no había tiempo para empollarme el “Vino para dummies”. El plazo terminaba en dos horas.

Me había apuntado para participar en el concurso por pura caradura, porque me regalaban una botella de Dehesa de Luna, un buen vino que no había probado todavía, a cambio de escribir en este blog un breve comentario sobre mi experiencia con la susodicha botella. En principio fácil. Si no fuera porque yo no tengo ni idea de vinos, ni lo más básico. Solo puedo decir si me gusta o no me gusta. Y la verdad es que este me gustó y mucho. Como no podía explayarme hablando de taninos decidí relatar la fugaz historia de amor entre servidora y una provocadora botella de vino tinto un día cualquiera. Y el caso es que me divertí mucho escribiéndola, recordando olores, sabores y sensaciones. Listo. Le di a publicar y me olvidé del tema.

Poco tiempo después recibí un mail de Victoria. Por lo visto les gustó mi historieta. No me lo podía creer. De todos los comentarios, eruditos y poéticos publicados ¡había ganado el mío! ¡Qué cosas! No me lo esperaba…

Y encima había premio. Bueno, bueno, bueno. Llamo a mi madre:

– ¡Mamaaaaá, que he ganado el concurso del vino!
– Si el del Buen Vivir…
– No, yo tampoco sabía que escribía tan bien.
– Pues una visita a las bodegas Dehesa de Luna. Qué ilusión ¿no?
– ¡Qué va! Pero si yo nunca he estado en una bodega ¿Te apetece acompañarme? Como tu si que sabes de vinos…
– Ay, que sí, que valgo mucho.
– Te quiero mami, un besito.

Y un sábado por la mañana nos fuimos para allá. Después de un buen rato conduciendo y saltarnos la salida dos veces llegamos a un camino de tierra que conducía a un edificio moderno y sobrio que se integraba a la perfección en un entorno rural total. Después descubriría que no podía ser de otra manera.

Allí estaban esperándonos Victoria y José Luís.

El paseo por los viñedos fue toda una experiencia para mi, que en mi ignorancia total solo podía quedarme con los ojos como platos mientras José Luís nos explicaba con detalle cómo cultivan cada variedad de viña de una manera distinta, mimándolas y adaptando los tiempos y formas a lo que cada una necesita para dar su mejor fruto.

Y cómo combinan un conocimiento técnico profundo con las formas tradicionales para conseguir que el resultado del trabajo de muchas personas sea además de delicioso, eficaz y sostenible. Encaje de bolillos, vamos.

Y cuando me preguntaba si tenía alguna duda solo podía decir que no, porque lo explicaba todo con el cariño y sencillez de un buen maestro.

Paseamos a la orilla del riachuelo escuchando las divertidas anécdotas sobre el enomundillo que nos contaba Victoria y descansamos a la sombra de una encina, lamentando no haber llevado una neverita ahora que el sol apretaba de lo lindo.

Una vez en la bodega hicimos el mismo recorrido que haría una uva al llegar del campo. Todo el proceso de elaboración del vino paso a paso hasta que salen por al puerta las orgullosas botellas brillantes y con al etiqueta recién puesta. Todo cuidado hasta el más mínimo detalle, limpieza obsesiva, gente preparadísima y la última tecnología para que nada falle, para que todo salga perfecto. Y para que en el fondo todo se siga haciendo como se había hecho siempre, pero sin posibilidad de error.

Y ahora lo mejor ¡a probar vinitos! Tomamos el aperitivo y abrimos un par de botellas
De Dehesa de Luna y el tempranillo Luna Lunera, que me encantó. Copas, botellas y un buen puntillo nos acompañaron a la mesa donde comimos como auténticos heliogábalos un rico menú preparado allí al momento.

Después café, chocolate y el último culín de vino delante de la chimenea con los viñedos de fondo, filosofando sobre el buen vivir y el buen vino ¿Se puede pedir más?

Solo me queda dar mil gracias a Dehesa de Luna, a José Luís Asenjo y Victoria Díez, al Buen Vivir de Juan Luís Recio y a mi madre por enseñarme tanto sobre vinos y otras cosas».

Hasta aquí el texto de la ganadora, que mucho le agradecemos, y aprovecho para recordar algunos detalles de la bodega que organizó todo este lío, para refrescar la memoria al respecto:

Para empezar a descubrir todos los secretos que engloba esta bodega, debemos saber que Dehesa de Luna elabora vinos con indicación geográfica Vino de la Tierra de Castilla, en La Roda (Albacete), a los pies del Campo de Montiel Y que ahora, Bodega Dehesa de Luna acaba de presentar Dehesa de Luna 2011, una nueva añada que nace con un coupage diferente y con la mejor selección de variedades. Fieles a los principios, Dehesa de Luna ha querido ser viñedo antes que bodega y desde un principio su compromiso ha sido crear el viñedo más complejo para obtener lo mejor de cada variedad.

Dehesa de Luna 2011 es un vino tinto para el que se han seleccionado tres variedades- tempranillo, cabernet sauvignon y syrah – de las parcelas El Viñazo y La Cañada del Navajo, donde encontrará, si es ganador y les visita, innovadores sistemas de conducción como eje vertical y sprawl. Y es que, según manifiestan con nobleza, en Dehesa de Luna importa el viñedo y que cada vino transmita esa pasión por el cuidado y amor por la tierra.

Dehesa de Luna 2011 ha permanecido seis meses en barrica (80% roble francés) y presenta un color rojo picota, bien cubierto. Es aromático y complejo y aromas a monte bajo y a frutas rojas maduras. Es un vino redondo, placentero y divertido. En boca, se nota la buena integración de la madera en el vino con aromas a monte bajo con un largo final en boca. ¿le sorprende que les cuente ya todo esto, verdad? Es que esta vez esta IV Cata Virtual es distinta y no hay que hacer un comentario de cata, sino algo más emocional y personal. Siga leyendo y lo descubrirá.

El director técnico de la bodega, José Luis Asenjo, y José Ramón Lissarrague, doctor ingeniero agrónomo y profesor de Viticultura de la ETSI Agrónomos, de la Universidad Politécnica de Madrid, han creado el viñedo con una viticultura puntera para obtener de cada variedad lo mejor, con la utilización de diferentes sistemas de conducción y técnicas de cultivo. Todo ello forma un mosaico de viñedos que refleja el culto al viñedo de esta bodega.

Bodega Dehesa de Luna cuenta con una extensión de 3000 hectáreas en la que conviven el bosque mediterráneo, zonas reforestadas y tierras de cultivo dedicadas al olivar, almendro y cereal. Con un clima continental, propio de los Campos de Montiel, y a 850 metros de altitud, el viñedo ocupa 82 hectáreas con tres fincas bien diferenciadas: El Viñazo, La Mata de la Culebra y La Cañada del Navajo.

Finca Dehesa de Luna está situada en La Roda (Albacete) y desde 2001 el equipo de la bodega ha dedicado su esfuerzo y pasión en crear un viñedo único en España que proporcione vinos de calidad con los mejores medios técnicos y enológicos. En abril de 2012 se terminó la edificación de la bodega Dehesa de Luna.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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