Por el eje Bahía-Osaka
circulan perras en celo
y te ofrecen cuatro hostias
por cincuenta caramelos.
Intercambian sus memorias
los hacedores de sueños
y bombillas asesinas
te electrocutan de miedo.
Y es que el eje Bahía-Osaka
es de ver para creerlo:
danzan en cristales rotos
querubines con sombrero.
Por el eje Bahía-Osaka
venden niños de estraperlo
y transitan impasibles
toneladas de dinero.
En cualquier encrucijada
te puedes teñir el pelo
y un futuro acelerado
hace antiguo al más moderno.
Porque el eje Bahía-Osaka
diluye cualquier recelo:
las psicosis paranoides
se destruyen sin quererlo.
Por el eje Bahía-Osaka
bailan Tova y siete velos
mientras toca Towa Tei
un sitar hecho de hielo.
Corren cuatro motoristas
cubiertos en humo denso
y un corazón de hojalata
levanta despacio el vuelo.
Ya que el eje Bahía-Osaka
en el fondo es un misterio:
circules lo que circules
nunca podrás entenderlo.
Interpretada por A PORFÍA (con la voz de Pablo Salvador), con música de Pablo Salvador.